APETITO
El hombre vivía en México y tenía un apetito descomunal.
Visitó a muchos nutricionistas, que le recomendaron dietas eficaces, algunas
contradictorias. Ningún resultado. Por último, desesperado, recurrió a una
clínica especializada en combatir la obesidad. Allí le prescribieron una dieta
micológica. Subió el hombre al monte haciendo enormes esfuerzos y comió ávidamente
todas las setas que encontró. Al término de una semana había adelgazado muchísimo
y al cabo de tres meses se quedó literalmente en los huesos.
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