viernes, 9 de junio de 2023

LADIES FOOTBALL CLUB. Crónica Teatral

 

LADIES FOOTBALL CLUB. Crónica Teatral

La obra Ladies Football Club, que se estrenó el jueves, día 8, en el Teatro Principal de Zaragoza, tiene un formato poliédrico, multidisciplinar y multifocal. Puede considerarse un musical, porque buena parte de la trama se acompaña de música en vivo, con instrumentos reales, que recurre a canciones tradicionales de Gran Bretaña e Irlanda, mereciendo ser destacada la calidad interpretativa de las once actrices que componen el elenco de la obra.

Es de gran interés el argumento. Narra cómo nació el fútbol femenino durante la primera guerra mundial, la Gran Guerra. Once trabajadoras de la Doyle & Walker Co., en la ciudad de Sheffield, dedicadas a fabricar municiones y equipos bélicos, que habían sustituido a sus maridos, padres o hijos enviados al frente de batalla en el continente, ocuparon progresivamente su tiempo de asueto en jugar con un balón elaborado por ellas mismas.

El autor de la obra, Stefano Massini, acrisolado por creaciones anteriores como la trilogía de los Leman Brothers, ha introducido episodios fantásticos, por ejemplo el enfrentamiento con un equipo de fútbol de mujeres alemanas, y al mismo tiempo ha esquivado escenas que pudieron ser reales, pero que contravendrían las costumbres de la época dominada por una estricta moral  victoriana. 

Me lo hizo notar un amigo, experto en artes escénicas y cinematográficas, al recordarme que durante los meses en los que transcurre la acción, desembarcaron en el Reino Unido multitud de aguerridos jóvenes militares norteamericanos, una vez que los USA decidieron tardíamente (ocurrió lo mismo en la Segunda Guerra Mundial, pero es tema para otro comentario) entrar en el conflicto.

La meritoria y paradigmática interpretación por parte de las actrices quedó en cierto modo lastrada por la amplificación del sonido, que en algunos momentos impidió captar exactamente el contenido de sus diálogos. Sin embargo, hay que apreciar la precisión en la concatenación de sus intervenciones.

La traducción al castellano de Ignacio Rengel, en adaptación y dirección de Sergio Peris-Mencheta, con la colaboración de Daniel Val, así como la composición musical de Litus Ruiz, prestan empaque a la obra.

Francisco Javier Aguirre

 


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