UN SECRETO A VOCES. Crónica Teatral
El género comedia, dentro del espectro escénico, exige ciertas concesiones. En el Teatro de las Esquinas se presentó durante el pasado fin de semana ‘Un secreto a voces’, obra escrita y dirigida por Álvaro Carrero, que en alguna de las funciones que la compañía La Cochera desarrolla en el Teatro Luchana, de Madrid, ha actuado también como actor sustituyendo a Pablo Puyol, que parece el titular del papel.
Se trata de una comedia que aborda la dificultad de guardar un secreto, y la confusión llena de oscilaciones que ello provoca. Un aspirante a médico que no consiguió iniciar la carrera, de lo que nos enteramos tangencialmente, inicia la acción esperando la llegada de un amigo para celebrar el cumpleaños de su novia, papel interpretado por Virginia Muñoz. Quien debe llegar es un amigo gay portador de un secreto, leit motiv argumental sobre el que transita toda la acción cómica.
Porque la acción es la clave de esta obra en la que no hay un minuto de respiro y en la que van hilándose una tras otra situaciones estrambóticas, surrealistas, caóticas y hasta ficticiamente dramáticas, condicionadas por desarrollarse en la última etapa del Covid 19, donde las precauciones, incluso entre amigos, se extremaban en algunos casos.
Miguel Ángel Martín, que encarna al amigo a quien se espera, gestiona el eje de la trama, apareciendo y desapareciendo del escenario y aportando su vis cómica tan conocida a través de sus actuaciones en programas como ‘Tú no mandas’. El uso de gags y referencias divertidas, recurriendo incluso a episodios imaginarios, bien socorridos por una luminotecnia oportuna, hace las delicias del público.
Profundizando un poco en el rocambolesco fresco cómico, hay una sutil crítica sobre la actualidad de las noticias falsas, los bulos, que ahora tienen una prescindible denominación en inglés, aunque esté en boca de quienes se tienen, tal vez, por postmodernos y universalistas.
Mediada la obra, parece adivinarse que, además de la pareja que ocupa el apartamento, va a producirse una conexión entre María, a quien interpreta Noemí Ruiz, y el inquieto portador del secreto, a pesar de que a este sigue caracterizándosele como gay, cuestión que no acaba de aclararse en la trama.
El que no coincidan en escena María y él hasta el final y el que no se reconozcan, a pesar de ser presuntamente pareja, se solventa recurriendo a una rara enfermedad, la prosopagnosia, aunque tampoco se explica la comunicación previa entre ambos con la intención de acudir al teatro, un asunto que queda en el aire sin más explicaciones.
Pero las risas están aseguradas, a lo que contribuye el acento malagueño que utilizan los actores.
Francisco Javier Aguirre
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