viernes, 9 de febrero de 2024

Robots. Crónica Teatral

 

Robots. Crónica Teatral

Hay espectáculos cuya escenografía es un elemento tan fundamental como la trama. 'Robots', un texto original de Fernando Ramírez Baeza inspirado en hechos reales, resalta por la versatilidad de su escenografía a cargo de Marta Guedan, que incluso cuenta con Andrés Acevedo como asesor de los desplazamientos que se producen sobre el amplio escenario del Teatro Principal, tanto por parte de los actores como de los objetos. 

Hay un auténtico trasiego de unos y otros, un verdadero frenesí, para dar relieve a una historia cuyo denominador común es la corrupción en dos órbitas muy a menudo conectadas: la política y la empresarial. Y dato importante: en ese momento está prohibido cualquier desplazamiento porque estamos en el momento más álgido del Covid-19.

El argumento nos presenta a un alto dirigente del Banco Futuro que trata de librarse de una imputación de fraude, derivando la responsabilidad hacia la presidenta de la empresa. Es el tiempo de la pandemia. Una presunta investigadora propone la adquisición de cuatro robots de tecnología americana pero fabricados en China, que ayudarán a paliar la emergencia sanitaria.

A partir de aquí, se suceden toda una serie de contactos frenéticos a través del teléfono y de los sistemas de comunicación virtual que van mostrando los diversos estratos de la corrupción. Se plantean temas como la obediencia debida, que exime de la responsabilidad directa de un delito, y la postura profesional de un funcionario frente a las veleidades de un político escasamente cualificado.

Ampliando el foco, nos encontramos con una parodia de la situación actual en los niveles administrativos y empresariales, porque en definitiva se trata de un engaño y los presuntos robots no pasan de ser simples aparatos de tecnología similar a los microondas, cada una de ellos valorado en un millón de euros.

El reparto, encabezado por Juanjo Artero, lo componen cuatro mujeres y tres varones más, que desempeñan agitadamente sus papeles y modifican con gran precisión las estructuras escénicas para convertir los espacios en un despacho ministerial, una oficina bancaria, una vivienda, una cabina telefónica y otra serie de soportes físicos para la acción.

Dirigida por Gabriel Olivares, la acción se va desarrollando en esos espacios alternativos, en los que también destaca la impactante iluminación a cargo de Carlos Alzueta, así como la utilización simbólica de armas de fuego a lo largo de la trama para subrayar la violencia y el desasosiego que dominan el ambiente.

Francisco Javier Aguirre

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