EL TIEMPO TODO LOCURA. Crónica Teatral
Trabajar artísticamente con el concepto del tiempo
cósmico o cronológico, no del climático, es por una parte un riesgo y por la
otra un horizonte de enormes posibilidades. Ya el título de la obra permite
hacer un juego de significados entre LOCURA y LO CURA. En el texto de Félix Estaire,
representado bajo su dirección en el Teatro del Mercado la pasada semana por
Silvia de Pe, Camila Viyuela y Ángel Ruiz, se utiliza esa remota posibilidad de
la regresión temporal para conseguir un doble efecto, el reflexivo y el cómico.
En algún lugar escribí que “el tiempo y el espacio son los dos elementos en los
que la realidad se escinde para hacerse comprensible a los humanos”.
Sin ahondar en los principios científicos y para-científicos del ‘renacimiento’,
tal como lo entienden y aplican algunos expertos en el mundo esotérico, Félix Estaire maneja a sus personajes, tres hermanos, de los
cuales el varón es el intermedio, para mostrar que la realidad es hoy por hoy
inamovible, aunque la fantasía pueda proporcionar alternativas si en algún
momento del pasado se hubieran tomado decisiones distintas a las que hubo. Pero
sabemos que eso no es posible, que aquello de “si yo lo hubiera sabido”
pertenece a la fantasía porque nuestra historia personal ha quedado sellada in aeternum.
La agilidad del montaje permite que los tres actores diversifiquen sus
papeles manteniéndose en la irreductible realidad, o bien recurriendo a las
remotas posibilidades de readaptación temporal. Somos fruto de las decisiones
pasadas, pero siempre nos cabe imaginar un presente variable y un futuro espléndido si lo
que pasó hubiera sido distinto.
En palabras del autor-director, “nuestra intención con esta comedia pasa
por generar un humor posible y versátil para cualquier género, de forma que la
pieza pueda ser interpretada por mujeres, por hombres o por un reparto mixto
de todos los géneros. En esencia, nos interesa generar y buscar un entramado
cómico que trate de focalizarse en una carpintería teatral humorística común a
los seres humanos, que vaya más allá de su género”.
El juego de estas variables permite al autor plantear alternativas a menudo hilarantes, que los tres intérpretes desarrollan con brillo y seguridad utilizando una dramaturgia fija, al mismo tiempo que dotada de gran versatilidad.
Francisco Javier Aguirre
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