CIGARRERAS. Crónica Teatral
Emilia
Pardo Bazán fue una perspicaz testigo de su época, además de una pionera en la
defensa de los derechos de la mujer trabajadora. De ello trata su novela LA TRIBUNA que ha sido adaptada a la
escena por Cándido Pazó, con el título de CIGARRERAS. Su estreno en Zaragoza
tuvo lugar el jueves, día 1, bajo la dirección del propio Pazó, con el
protagonismo de siete mujeres: Susana Dans, que representa a la escritora
gallega, Ledicia Sola, Ana Santos, Isabel Naveira, Tamara Canosa, Covadonga Berdiñas
y Mercé Castro.
Una
escenografía esquemática, pero elocuente, de Dani Trillo, muestra el taller de
las mujeres que laboran girando las reglamentarias seis hojas de tabaco para
convertirlas en puros. Toda una simbología de inicio, porque además de tener
empleadores masculinos, los destinatarios de su producción son habitualmente
los hombres.
El
siglo XIX fue pródigo en alborotos políticos y sociales, un anticipo de lo que
ocurrió más tarde en el XX. Hubo guerras civiles, aunque territorialmente
limitadas, hubo pronunciamientos militares y un sinfín de alteraciones
laborales de las que son buena muestra la novela de la que surge CIGARRERAS.
La
trama argumental tiene dos líneas, siendo la primera las relaciones entre los
personajes, y la segunda la imposible historia de amor entre una de las
cigarreras y un burgués, oficial del ejército, situación inviable en la época. Es
precisamente esta cigarrera, Amparo, la que lidera la protesta de sus
compañeras y la que recibe el sobrenombre de La Tribuna por su elocuencia y fogosidad.
La
interpretación de las actrices, que en su mayor parte utilizan el acento
gallego para dar mayor verosimilitud a su ubicación, es desigual, resultando a
veces difícil seguir el discurso de los diálogos por su excesiva velocidad al expresarse.
Esto es particularmente notable en Susana Dans, que representa a la escritora,
con una dicción clara pero excesivamente veloz. La duración de la obra se
acerca a las dos horas, pero con una dicción más relajada, en la simbiosis
lectura-narración directa (un acierto del versionador), las hubiera superado.
El
trasiego de sillotes y útiles de trabajo de las cigarreras marca el transcurso
del tiempo. La tensión dramática va en aumento, tanto por el problema laboral
como por el social que representa el abandono de Amparo por parte de su
presunto novio. Las canciones coreográficas que salpican la trama dan a la obra
un simbolismo notable, sobre todo la última, reclamando la constitución de una República
Federal.
Francisco Javier Aguirre
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