viernes, 2 de diciembre de 2022

CIGARRERAS. Crónica Teatral

 

CIGARRERAS.  Crónica Teatral

Emilia Pardo Bazán fue una perspicaz testigo de su época, además de una pionera en la defensa de los derechos de la mujer trabajadora. De ello trata su novela LA TRIBUNA que ha sido adaptada a la escena por Cándido Pazó, con el título de CIGARRERAS. Su estreno en Zaragoza tuvo lugar el jueves, día 1, bajo la dirección del propio Pazó, con el protagonismo de siete mujeres: Susana Dans, que representa a la escritora gallega, Ledicia Sola, Ana Santos, Isabel Naveira, Tamara Canosa, Covadonga Berdiñas y Mercé Castro.

Una escenografía esquemática, pero elocuente, de Dani Trillo, muestra el taller de las mujeres que laboran girando las reglamentarias seis hojas de tabaco para convertirlas en puros. Toda una simbología de inicio, porque además de tener empleadores masculinos, los destinatarios de su producción son habitualmente los hombres.

El siglo XIX fue pródigo en alborotos políticos y sociales, un anticipo de lo que ocurrió más tarde en el XX. Hubo guerras civiles, aunque territorialmente limitadas, hubo pronunciamientos militares y un sinfín de alteraciones laborales de las que son buena muestra la novela de la que surge CIGARRERAS.

La trama argumental tiene dos líneas, siendo la primera las relaciones entre los personajes, y la segunda la imposible historia de amor entre una de las cigarreras y un burgués, oficial del ejército, situación inviable en la época. Es precisamente esta cigarrera, Amparo, la que lidera la protesta de sus compañeras y la que recibe el sobrenombre de La Tribuna por su elocuencia y fogosidad.

La interpretación de las actrices, que en su mayor parte utilizan el acento gallego para dar mayor verosimilitud a su ubicación, es desigual, resultando a veces difícil seguir el discurso de los diálogos por su excesiva velocidad al expresarse. Esto es particularmente notable en Susana Dans, que representa a la escritora, con una dicción clara pero excesivamente veloz. La duración de la obra se acerca a las dos horas, pero con una dicción más relajada, en la simbiosis lectura-narración directa (un acierto del versionador), las hubiera superado.

El trasiego de sillotes y útiles de trabajo de las cigarreras marca el transcurso del tiempo. La tensión dramática va en aumento, tanto por el problema laboral como por el social que representa el abandono de Amparo por parte de su presunto novio. Las canciones coreográficas que salpican la trama dan a la obra un simbolismo notable, sobre todo la última, reclamando la constitución de una República Federal.

Francisco Javier Aguirre

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