viernes, 26 de enero de 2024

 

SALOMÉ. Crónica teatral

La incombustible creatividad de Magüi Mira se ha plasmado en una nueva versión textual y escénica de la trágica historia bíblica de Salomé, hija de la reina Herodías e hijastra de Herodes Antipas, personajes que moran en la memoria de todas aquellas personas que en nuestra infancia o adolescencia estudiamos la Historia Sagrada. 

La versión de la prolífica actriz, que también la dirige, fue estrenada en el 69 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, el pasado verano, y ha llegado al Teatro Principal despertando gran expectación. No se trata de una simple recreación histórica, sino de una reinterpretación en profundidad del poderío femenino que emana de estas dos figuras bíblicas, madre e hija, acompañadas de la personalidad caduca que representa el rey Herodes, actualizado con un atuendo propio de los tiempos modernos, tirantes y corbata, como elementos significativos. Además de ello, su presencia y desempeño escénico en la persona de Juan Fernández, raya en un intencionado ridículo, mostrándolo como un gobernante inepto, pendiente de la vida regalada y pretendiente de los favores de su hijastra.

La obra intenta conjugar los diferentes ingredientes y géneros que operan en la actualidad en la deriva del arte dramático, desde los musicales hasta el retorno del teatro del absurdo y las justificadas reivindicaciones feministas, dando también entrada al simbolismo astrológico en la figura de la estrella Sirio, la más próxima al sistema solar. Llama también la atención el uso de una banda sonora casi continua, que desborda el sentido diegético habitual en el panorama escénico, e incluso en el fílmico.

La interpretación estelar de Belén Rueda, como Salomé, eclipsa a las demás, siendo Pablo Puyol el contrapunto más notable, en su papel de Juan el Bautista. Ambos centran el nudo gordiano del espectáculo que consiste en el análisis de la pasión y el deseo, incoercible en los humanos salvo que se ampare en parapetos ascéticos, como relata la historia bíblica y muy atinadamente ejemplifica la versión de Magüi Mira. La original presencia de la estrella Sirio, interpretada por Sergio Mur, añade un cierto sentido esotérico a la representación.

Francisco Javier Aguirre

 

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