TESTIGO DE CARGO. Crónica Teatral
La representación plástica de una
narración destinada originariamente a la lectura, como es el caso del relato ‘Testigo
de cargo’, de Agatha Christie, plantea siempre algunas dificultades. Billy
Wilder la solventó con innegable éxito en su versión cinematográfica de 1957.
Durante esta semana ha sido el Teatro
Principal quien ha ofrecido la traslación escénica de este conocido caso de
debate judicial en torno a un crimen. Octubre Producciones ha presentado la
versión de Roberto Santiago, bajo la dirección de Fernando Bernués, con un
reparto de lujo encabezado por Fernando Guillén Cuervo.
El resultado es espléndido por cuanto en
ella se tratan temas esenciales como la toxicidad de las relaciones de pareja,
la manipulación de las personas que amamos, la felonía o los límites de la
justicia. Con una escenografía mínima en cuanto a lo material y una múltiple aportación
de imaginería virtual en la que van diseñándose los diferentes momentos álgidos
de la trama, se consigue trasladar al público la tensión narrativa del relato
que, no por ser conocido el giro argumental con que concluye, pierde fuerza
expresiva.
A ello contribuye la implicación de los
actores, la ambientación audiovisual y la propia presencia de un público atento
que está arropando con un lleno absoluto cada una de las cinco sesiones
programadas en nuestro histórico recinto. Se trata de una propuesta conectada plenamente con nuestra sensibilidad
como espectadores actuales, como afirma Roberto Santiago al sintetizar la
versión realizada.
El único elemento que podría mejorarse, en cuanto a la puesta en escena, se concretaría en una mayor duración de las proyecciones narrativas en pantalla que describen el ambiente y los avatares del caso.
Francisco Javier Aguirre
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