CELEBRARÉ MI MUERTE. Crónica Teatral
La obra que ofreció el Teatro de Las Esquinas el
viernes, día 3, no pertenece al género habitual de teatro-espectáculo, sino a
lo que podríamos denominar ‘exposición documental de un conflicto’.
No es frecuente que el protagonista de un hecho
dramático se preste a interpretarlo al cabo del tiempo. Se necesita una notable
dosis de valor para enfrentarse a la memoria autobiográfica y someterse al
juicio de los espectadores, tras haber sido condenado por un jurado
profesional.
Marcos Hourmann es el intérprete de su propio calvario,
iniciado hace dieciocho años cuando, en el ejercicio de su profesión médica,
practicó la eutanasia a una mujer agonizante, cumpliendo la voluntad de la
paciente y con la autorización de la familia. Fue denunciado por el propio
hospital donde trabajaba, porque entonces no existía una Ley que respaldara su
actuación.
La propuesta escénica procede de una idea
surgida tras un programa televisivo dedicado a la eutanasia, hace siete años,
en el que fue entrevistado sobre su proceder, que entonces estaba fuera de la
ley. Los dramaturgos Alberto San Juan y Víctor Morilla estimaron que había allí
una propuesta escénica y compusieron una obra que, como se ha dicho, escapa a
cualquier esquema de los habituales.
El montaje incluye abundante material
videográfico, y desde el punto de vista escénico consiste simplemente en una
silla y en el juego de luces, además de un oportuno fondo sonoro, pero hay algo inesperado: seis
personas anónimas, situadas a ambos lados del escenario, van a actuar como
jueces de la narración de aquel episodio y de sus consecuencias. Han de emitir
un veredicto independiente y secreto, manifestando su criterio sobre la
culpabilidad del reo.
Son veredictos que Marcos Hourmann ha ido
acumulando durante los cuatro años en que se ha expuesto a la opinión de ese
jurado popular, para intentar aclarar y concienciar sobre este problema que,
finalmente, la justicia oficial parece haber tenido en cuenta. Se trata de la Ley
Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, de regulación de la eutanasia, en vigor desde
el 25 de junio de 2021.
Prácticamente todo el público asistente a la función
participó al final en un coloquio denso y razonado sobre la actuación de un
profesional de la medicina, ocasionalmente convertido en protagonista de la
escena.
Francisco Javier Aguirre
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