REFLEXIÓN SOBRE UNA ONOMÁSTICA.
Quiero hacer dos consideraciones en torno al día de hoy. En primer lugar deseo felicitar a todos los varones que se llamen José y a todas las mujeres que se llamen María José.
La segunda consideración consiste en que siendo José y María dos nombres emblemáticos en nuestra cultura, se da una insoportable discriminación en cuanto a su uso. Espero que el feminismo consecuente tome cartas en el asunto.
El nombre de José lo usan muchísimos varones en formulas combinatorias como José María, José Ramón, Ramón José, José Enrique, Enrique José, José Luis, Luis José, José Eulogio, Eulogio José, José Alberto, Alberto José, José Ángel, Ángel José, José Francisco, Francisco José y así hasta las ochenta y ocho combinaciones que tengo registradas y que sería prolijo consignar.
La primera de las combinaciones citadas, José María, incluye el segundo nombre emblemático en nuestra cultura, el ya citado ‘María’. Un nombre que puede usarse por los varones de forma libre, igualmente combinatoria, por cuanto hay innumerables Luis María, Javier María, Ángel María, Antonio María, Fernando María, Eusebio María, Patricio María, Eugenio María, Julio María, Juan María, Lorenzo María, Pedro María y así sucesivamente hasta las treinta y ocho onomásticas que tengo registradas; pudieran ser más, porque uno es limitado por naturaleza.
La discriminación está clara, tanto que no conozco a ninguna Clara José, Adela José, Virginia José, Vanessa José, Antonia José, Luisa José, Teresa José y... o... En fin, que no encuentro a ninguna.
Agradecería que alguien me
indicara si estoy equivocado.
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