LA CASA POR EL TEJADO. Crónica Teatral
Una muchacha vuelve al pueblo de sus antepasados, entra en la vivienda familiar y sube al desván con ánimo de limpiarlo y tirar la mayor parte de las cosas que allí se conservan. Se supone que vive en la ciudad y que utiliza aquella casa como segunda vivienda, destino de muchas de las edificaciones que aún perduran en el mundo rural, en zonas poco pobladas de Aragón, Castilla u otros territorios.
Antes de entrar en materia teatral, insistiré en que el término ‘España vacía’ es algo muy desafortunado a pesar de que haya hecho fortuna, valga el oxímoron. Desde mi perspectiva, esa denominación es un grave insulto a los habitantes de esas zonas poco pobladas, porque en el vacío no hay nada. Pienso que tras ese vocablo hay una intención sensacionalista que nada tiene que ver con la realidad.
Porque la realidad es que en esa España poco poblada han surgido iniciativas culturales y sociales importantes, como un centro de creación artística llamado Corral de García, vinculado a la productora Viridiana, en la localidad de Santa Eulalia de Gállego (Zaragoza), que cuenta con un censo de apenas cien habitantes.
Pero vamos al tema. La muchacha presuntamente urbana se sorprende al encontrar en el desván de la vieja casona el fantasma de su abuela, que enseguida se corporeiza, y entre ambas realizan un formidable ejercicio de recuperación de tradiciones, leyendas, canciones y recuerdos que llegan a conmover emocionalmente a quienes han conocido, aunque sea de lejos, circunstancias parecidas.
Lo que inicialmente parece enfocado a relatos infantiles, como el de los tres cerditos o los siete cabritillos, enseguida gana altura entrando en horizontes más simbólicos, e incluso filosóficos, como el cuento del juez que intenta declarar a un pastor culpable mediante una estratagema que resulta fallida.
La actuación de Blanca Laínez y Laura de la Fuente, bajo la dirección de Jesús Arbués, gana consistencia a medida que avanza la representación. En el estreno del jueves 13 de abril, en el zaragozano Teatro del Mercado, intentaron implicar al público en sus canciones y recitados, sin excesivo éxito, pero su actuación fue impecable.
No es LA CASA POR EL TEJADO (Los hilos de la memoria) una obra para niños, sino para jóvenes crecidos, adultos maduros y gente mayor; ellos pueden entender con facilidad el ambiente descrito, así como integrar el sustrato sociológico que fundamenta el espectáculo, con sus cuentos tradicionales y unas canciones muy bien interpretadas por las actrices, con acompañamiento de guitarra en directo.
Francisco
Javier Aguirre
No hay comentarios:
Publicar un comentario