EL REY QUE FUE. Crónica Teatral
La
estructura dinámica de ‘El rey que fue’, espectáculo de creación a partir de
una dramaturgia de Albert Boadella y Ramón Fontseré, que Els Joglars estrenaron
el último día de octubre en el Teatro Principal de Zaragoza, plantea un proceso
de meseta–valle–meseta en su trayecto argumental.
Concebida
la obra en su conjunto como una parodia del actual rey emérito, hay una primera
parte en la que se recurre a los elementos más criticables de la etapa ejecutiva
del monarca. Ello puede suscitar cierta comicidad, acompañada de una indudable
reprobación por parte de aquellas personas que censuran lo ocurrido. Es sabido
que hay diversidad de opiniones al
respecto, pero los autores han enfocado la realidad desde un punto de vista
satírico, y hasta grotesco.
A
continuación se inicia, sin solución de continuidad, la que considero la
segunda parte de la pieza, a la que denomino periodo ‘valle’, que transcurre en
el mismo escenario, la cubierta del yate donde se ha desarrollado la primera,
más incisiva, de mayor comicidad crítica. La acción resulta aquí reiterativa,
carente de nervio, salpicada de pequeños elementos entre ridículos y satíricos que poco o nada aportan a la sustancia de la
parodia.
La
tercera parte corresponde a las turbulencias marítimas, muy bien desarrolladas
en el plano escénico y de evidente valor simbólico, en medio de las cuales, ya en solitario, el antiguo monarca presenta las reivindicaciones que la
historia oficial le atribuye en cuanto a su gestión positiva como jefe del Estado. Incluso se ahonda en las raíces profundas de su desamparo infantil,
sometido a los designios de un dictador que tenía sus propios objetivos.
La
actuación de Ramón Fontseré es del alto nivel a que nos tiene acostumbrados,
siendo bastante más planas las del resto del elenco. Entre los posibles finales,
los autores han elegido uno triunfal, desestimando otras opciones más
realistas.
Francisco
Javier Aguirre
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