miércoles, 14 de octubre de 2020

MESTIZOS

 

Vaya, cómo han cambiado las cosas. Hace tres años les propuse a los miembros del Concejo que se cedieran cuatro viviendas con sus corrales para que vinieran cuatro familias norteafricanas a instalarse en el pueblo. Eran gente de origen rural, con papeles, que malvivían en Madrid, con un total de nueve niños en edad escolar, más dos bebés. Estaban dispuestos a trabajar los campos en barbecho, que abundan aquí. Me dijeron que nanay, que no quería complicaciones con extranjeros de dudoso comportamiento y de religión extraña. Les respondí que a ese paso el pueblo iba a desaparecer.

Ahora, parece que la crisis de la pandemia, durante la que han muerto cuatro ancianos y han venido a instalarse en el pueblo dos familias españolas con niños, cada una con un hijo, les ha hecho reconsiderar la situación a los del Concejo. Me dicen que sí, que puedo retomar el proyecto. Evidentemente, lo haré. Es mi pueblo, se reabrirá la escuela y tendremos un maestro para los diez chavales, porque uno de los niños madrileños es todavía un bebé. Incluso estoy en tratos con una joven pareja senegalesa dispuesta a venir aquí para siempre. Aún no tienen hijos, pero al tiempo.

Y nada, que el futuro de este país, tanto en las ciudades como en los pueblos, sobre todo en estos últimos, será mestizo o no será.

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