viernes, 23 de diciembre de 2022

CUENTO DE NAVIDAD. Crónica Teatral

 

CUENTO DE NAVIDAD.  Crónica Teatral

Un cuento que viene a cuento en estas fechas es el Cuento de Navidad de Charles Dickens, que ha ofrecido el Teatro Principal de Zaragoza a partir del día 22 de diciembre y lo hará hasta el 2 de enero del próximo año en una versión de Mingo Ruano. Se trata de una adaptación moderna, con inclusiones musicales, en la que se hace hincapié en los elementos dolorosos y sentimentales, así como en algunos episodios divertidos que retratan una época, siempre a partir de un protagonista el prestamista Ebenecer Scrooge,  símbolo de las personas que se caracterizan por su enorme avaricia.

El autor quiso contribuir con su relato, que luego ha servido de guión para numerosas adaptaciones escénicas y cinematográficas, a despertar la conciencia social sobre las clases desfavorecidas que abundaban en su época –y también en la nuestra– y la necesidad de remediar aquella situación. Los tres espíritus que representan su pasado, su presente y su futuro lo visitan mientras duerme el día de Nochebuena, y le muestran la miseria moral consistido su existencia. Ello despierta unos remordimientos que le hacen cambiar de actitud y celebrar el día de Navidad con el entorno al que hasta entonces había maltratado.

Bajo la dirección del propio Mingo Ruano, con un montaje dinámico de factura tradicional y un vestuario de época, el atractivo principal de la obra se encuentra en el protagonista Fernando Cayo, secundado por una docena de actores que encajan perfectamente en el ambiente y realizan en muchas ocasiones dobles y triples papeles. Destaca la ambientación musical y el juego de espacios a través de un oportuno diseño de la iluminación debido a Juai González. La utilización por parte de los actores de un sistema de amplificación vocal redunda, en ocasiones, en un cierto efecto de lejanía expresiva y mecánica entre los espectadores

Con aforo completo durante los días de la representación, el Teatro Principal contribuye de esta forma a darle a la Navidad una dimensión artística en el siempre sugerente mundo del teatro.

Francisco Javier Aguirre


lunes, 19 de diciembre de 2022

NUMANCIA. Crónica Teatral

 

NUMANCIA, de Miguel de Cervantes.  CRÓNICA TEATRAL

 

La representación de la Numancia, de Cervantes, que ha ofrecido la compañía segoviana Nao d’Amores, bajo la dirección de Ana Zamora, en el Teatro de la Estación, este fin de semana, ha resultado una obra realmente impactante. Un montaje de protagonismos alternativos da lugar a la comprensión circular de un texto sabiamente versificado, que los intérpretes traducen con verdadera introspección. Se trasciende la mera anécdota para profundizar en los significados ocultos de los sentimientos, que mueven tanto a los romanos como a los numantinos para actuar de la forma en que lo hacen.

La utilización del espacio escénico está muy bien diseñada porque permite establecer tanto el campo de batalla desde el punto de vista del asedio como del de la resistencia.

La diversificación de varios de los actores se sigue con facilidad. Hay una continuidad en la acción que apenas toma pausa cuando han de cambiar o despojarse del vestuario, momento tenso de la obra al significar a través de la desnudez la indefensión del pueblo numantino y su carencia de alimentos.

La combinación de músicas medievales y renacentistas da verosimilitud a la obra de Cervantes, lo mismo que los sonidos supuestamente originales de la época romana, de carácter bélico, que abren el espectáculo creando un ambiente tenso que va diversificándose a medida que avanza la acción. La combinación de los instrumentos individuales con el órgano positivo que hace de bajo continuo, o pedal, mantiene una situación tensa y eleva el marco sonoro a la dimensión de una cantata de carácter épico.

 En la obra pueden distinguirse dos partes, dado que la primera enfrenta el problema global con la oportuna alternancia de situaciones colectivas por parte de los bandos contendientes, y en la segunda hay un descenso al elemento emocional en la pareja de enamorados que amplían su drama con la presencia de otros familiares.

Es de gran impacto el cuadro en el que se ofrece a los famélicos sitiados pan robado a los romanos, pero envuelto en un paño ensangrentado. El sentido de sacrificio colectivo y de solidaridad en la desgracia para  defender la libertad como bien último, es el mensaje del autor que los actores expresan de forma elocuente.

Preciso y dinámico el montaje, tanto escénico como musical. El único inconveniente a señalar es que la movilización permanente de capas y vestimentas provoca en el ambiente una densificación del aire que llega a molestar. Numancia no pereció entre las llamas y el humo, por lo que quizá debiera revisarse ese pequeño detalle.

sábado, 3 de diciembre de 2022

LA ESCUELA DE LOS VICIOS. Crónica Teatral

 

LA ESCUELA DE LOS VICIOS.  Crónica Teatral


Francisco de Quevedo es un río caudaloso, cuando no un torrente impetuoso, que proporciona temas, personajes y argumentos para cualquier construcción dramática. Es lo que ha hecho la compañía Morfeo Teatro que este fin de semana ha presentado en el zaragozano Teatro de las Esquinas un montaje basado en sonetos, sátiras y discursos políticos del considerado uno de los genios del Siglo de Oro español.

Mayte Bona, Felipe Santiago y Francisco Negro, bajo la dirección de este último, autor asimismo de la dramaturgia, y con un sugerente vestuario diseñado por la propia Mayte, han construido una pieza paródica, irónica, festiva y hasta cínica basándose en los textos de Quevedo. (Aunque sea entre paréntesis, hay que recordar que don Francisco contrajo matrimonio en 1634 con doña Esperanza de Mendoza en la villa zaragozana de Cetina, donde sin duda pudo inspirarse para crear algunos de sus personajes).

Pero volviendo a la representación que Morfeo Teatro titula LA ESCUELA DE LOS VICIOS hay que subrayar la excelencia de los actores, los tres avezados en el verso y la comedia, con Mayte Bona llevando la batuta del espectáculo en su papel de Diablo Cojuelo, tentador de los caballeros Muñoz y Mendoza, necios y hasta petimetres, que intentan aprovechar las enseñanzas del maligno para alcanzar los títulos de Bachiller en mentir, Licenciado en engañar, Doctor en robar y Catedrático en medrar. Llegarán a ser nombrados Ministro y Magistrado respectivamente, aunque el diablo tiene un último propósito, porque él mismo se atribuirá el oficio de Banquero.

Cuando confluyen los aprendizajes y se establecen los destinos de cada cual, la obra alcanza su máximo grado de tensión interpretativa, al mismo tiempo que deja patente el espíritu subversivo del texto, subrayado por los compases iniciales del pasodoble La España cañí (del maestro aragonés Pascual Marquina), a cuyo ritmo danzan los personajes. Mención especial a la interpretación de los actores, porque no es fácil que el verso clásico fluya con la seguridad que los tres muestran.

Los propios creadores de la obra advierten que “este espectáculo, como buena farsa, es políticamente incorrecto, tiene una alta dosis de inquina, es hiriente, cáustico y por ende provoca risa inteligente (mérito en su mayor parte del autor), por lo que puede desaconsejarse su ingesta a públicos con mentalidad ultraconservadora, o que vayan al teatro sólo a pasar un buen rato y no pensar”.

 

Francisco Javier Aguirre


viernes, 2 de diciembre de 2022

CIGARRERAS. Crónica Teatral

 

CIGARRERAS.  Crónica Teatral

Emilia Pardo Bazán fue una perspicaz testigo de su época, además de una pionera en la defensa de los derechos de la mujer trabajadora. De ello trata su novela LA TRIBUNA que ha sido adaptada a la escena por Cándido Pazó, con el título de CIGARRERAS. Su estreno en Zaragoza tuvo lugar el jueves, día 1, bajo la dirección del propio Pazó, con el protagonismo de siete mujeres: Susana Dans, que representa a la escritora gallega, Ledicia Sola, Ana Santos, Isabel Naveira, Tamara Canosa, Covadonga Berdiñas y Mercé Castro.

Una escenografía esquemática, pero elocuente, de Dani Trillo, muestra el taller de las mujeres que laboran girando las reglamentarias seis hojas de tabaco para convertirlas en puros. Toda una simbología de inicio, porque además de tener empleadores masculinos, los destinatarios de su producción son habitualmente los hombres.

El siglo XIX fue pródigo en alborotos políticos y sociales, un anticipo de lo que ocurrió más tarde en el XX. Hubo guerras civiles, aunque territorialmente limitadas, hubo pronunciamientos militares y un sinfín de alteraciones laborales de las que son buena muestra la novela de la que surge CIGARRERAS.

La trama argumental tiene dos líneas, siendo la primera las relaciones entre los personajes, y la segunda la imposible historia de amor entre una de las cigarreras y un burgués, oficial del ejército, situación inviable en la época. Es precisamente esta cigarrera, Amparo, la que lidera la protesta de sus compañeras y la que recibe el sobrenombre de La Tribuna por su elocuencia y fogosidad.

La interpretación de las actrices, que en su mayor parte utilizan el acento gallego para dar mayor verosimilitud a su ubicación, es desigual, resultando a veces difícil seguir el discurso de los diálogos por su excesiva velocidad al expresarse. Esto es particularmente notable en Susana Dans, que representa a la escritora, con una dicción clara pero excesivamente veloz. La duración de la obra se acerca a las dos horas, pero con una dicción más relajada, en la simbiosis lectura-narración directa (un acierto del versionador), las hubiera superado.

El trasiego de sillotes y útiles de trabajo de las cigarreras marca el transcurso del tiempo. La tensión dramática va en aumento, tanto por el problema laboral como por el social que representa el abandono de Amparo por parte de su presunto novio. Las canciones coreográficas que salpican la trama dan a la obra un simbolismo notable, sobre todo la última, reclamando la constitución de una República Federal.

Francisco Javier Aguirre

lunes, 28 de noviembre de 2022

LOS DIOSES Y DIOS. Crónica Teatral

 


LOS DIOSES Y DIOS.  Crónica Teatral

La capacidad de vincular el pasado con el presente al mismo tiempo que se niega el futuro es una estrategia que Rafael Álvarez ‘el Brujo’ desarrolla con absoluta facilidad vehiculando nociones eruditas con reflexiones vulgares al mismo tiempo que proclama la excelencia de lo cutre y la locura de lo exquisito que entra por los ojos y los oídos de los espectadores creando una sensación unitaria de lo disperso que al mismo tiempo desempeña funciones de catarsis y de exaltación utilizando recursos que van desde la teología hasta el cinismo pasando por la referencias más lúgubres a la actualidad informativa que nos hace transitar entre miedos y elucubraciones conducentes a la confusión por la que abogan tanto algunos medios informativos como algunas fuerzas económicas dispuestas a trasladar a la ficción las realidades más sangrantes de la cotidianidad que no dejan de repetir secuencias del pasado mítico recogidas por la tragedia griega o por la comedia latina de Sófocles a Plauto cuando son representadas en los renacidos teatros romanos de Mérida donde el propio actor que no renuncia a ser trágico y cómico al mismo tiempo ha interpretado sus nociones de erudición adobadas de reflexiones filosóficas con el apoyo instrumental de algunos elementos sonoros que han ido enriqueciendo su discurso verbal con ecos estratosféricos reclamando atenciones e intenciones que despiertan la indignación y al mismo tiempo el aplauso de los espectadores que incluso se alzan en bloque al finalizar la función danzando con los brazos en alto y al compás porque con toda seguridad sus recursos expresivos perdurarán a lo largo de los siglos cuando menos hasta el día después de que acabe la eternidad aún cuando la física augure otros perfiles a la existencia del universo que no será capaz de anular aquellas vivencias profundas que anidaron en el corazón de los espectadores del zaragozano Teatro de las Esquinas las tres noches en las que el Brujo realizó sus exorcismos gestuales y vehiculares exaltando los ánimos al mismo tiempo que limpiaba los corazones y aligeraba las mentes de quienes sin tener en cuenta datos como la edad o la experiencia de la vida intentaban aprender que la felicidad es cosa de minutos o incluso de dos horas de abandono a las palabras y a los gestos de quien provoca lo mismo la risa que la reflexión hablando de los dioses antiguos y de los actuales entre los cuales cada uno de los asistentes puede elegir y hasta identificarse bien sea piadoso o incrédulo porque en todos los órdenes de la sabiduría la frecuencia vibratoria de la materia supera a las especulaciones de la espiritualidad ya provengan de las realezas de este mundo o de la irrealidad que gobierna artificiosamente la vida del cómico desde su más tierna antigüedad de monaguillo piadoso que provocaba genuflexiones entre las devotas damas sin que ello derivara en tortícolis agudas de las rodillas sino que más bien despertaba en sus espíritus efluvios de eternidad.

Francisco Javier Aguirre


viernes, 25 de noviembre de 2022

¡AY CARMELA! Crónica Teatral

 

¡AY CARMELA!    Crónica Teatral

La pieza de José Sanchís Sinisterra ¡Ay Carmela! que se ha ofrecido en el Teatro Principal de Zaragoza durante la última semana de noviembre, supone un retorno a los orígenes. La obra fue estrenada precisamente en el mismo escenario en 1987 por la compañía Teatro de la Plaza bajo la dirección de José Luis Gómez. Ahora ha sido el veterano José Carlos Plaza quien ha dirigido a María Adánez y a Pepón Nieto en los dos papeles únicos de la obra original, Carmela y Paulino.

A pesar de que la obra de Sanchís Sinisterra se ha presentado en muchos lugares por diferentes compañías y actores, el tema y el título son popularmente conocidos por la producción cinematográfica que dirigió Carlos Saura dos años después, en 1989, con Carmen Maura y Andrés Pajares en los papeles estelares. Modificó la concepción original, que establece dos planos de la realidad, optando por la continuidad cronológica, quizá más asequible para la mayoría del público.

Pero la pieza teatral es como es y exige la capacidad de traslación espacio-temporal y la interpretación de la simbología que propone una Carmela que ya ha fallecido y se aparece reiteradamente a Paulino, rescatando episodios vividos cuando la compañía de cómicos que actuaba en la zona republicana durante la Guerra Civil cae en manos de los ‘nacionales’ y tiene que reconvertir su espectáculo al gusto del triunfador, organizando una sesión grotesca destinada a denostar a la República ante un grupo de militares y otro de prisioneros de las Brigadas Internacionales, sobre todo polacos. La situación no es soportada por Carmela, que resulta fusilada, y a partir de ese momento reaparecerá como un fantasma en la vida de Paulino, que se ha acomodado a la situación. 

La puesta en escena de José Carlos Plaza refuerza el dramatismo del texto, no exento de comicidad, utilizando un escenario más tétrico que luminoso y dando especial énfasis al considerado ‘Epílogo’ de la obra, del cual se prescinde en la película homónima, que sin embargo da pleno sentido a la intención de denuncia que genera el texto literario y refuerza las características personales de cada uno de los intérpretes, el amor a la vida y la solidaridad hacia los demás por parte de Carmela, frente a la cobardía de Paulino y su adaptación a las circunstancias.

Interpretación muy vívida de ambos actores, con una escenografía impactante de Javier Ruiz de Alegría que, además, utiliza la iluminación de forma sugerente. También el espacio sonoro de Víctor Elías y Javier Vaquero consiguen reforzar las intensas sensaciones y emociones que provoca el drama.


Francisco Javier Aguirre

jueves, 24 de noviembre de 2022

MI CUERPO SERÁ CAMINO. Crónica Teatral

 

MI CUERPO SERÁ CAMINO

La pieza dramática Mi cuerpo será camino, original de Alba Saura, dirigida por su padre Antonio Saura a la compañía murciana Alquibla Teatro, ha sido la cuarta entrega del ciclo ‘Mujeres a Escena’ que está ofreciendo el Teatro de Las Esquinas durante este mes de noviembre.

El pasado miércoles, día 23, un nutrido elenco de actores de entre los que deseo destacar a Esperanza Clares por su versatilidad gestual y vocal, realizó una interpretación de gran impacto sobre un tema universal: las migraciones, centrando su atención en las padecidas por España, como emisora de emigrantes, a finales del siglo XIX, lo largo del siglo XX e incluso en los momentos actuales.

El núcleo de la trama corresponde a una familia enraizada en Cartagena que comienza su éxodo hacia Buenos Aires, lo prosigue durante el siglo XX emigrando a Europa, sobre todo a Francia y Alemania, y también a Cataluña. Las diferentes escenas, bien trabadas entre sí, milimétricamente sincronizados los actores que representan a personajes variopintos, constituyen un retablo muy significativo del fenómeno migratorio donde la distancia, el desgarro, la nostalgia, el afecto y el dolor se entremezclan, constituyendo un alegato contra las situaciones de carácter político, social y económico que obligaron a ese desarraigo, en determinadas ocasiones sin posibilidad de retorno.

La complejidad del montaje y la sincronía de las diversas escenas que conforman las cuatro partes en que se divide la obra, son méritos a resaltar lo mismo, que la ambientación sonora a cargo de Álvaro Imperial. Todo ello con el soporte videográfico de Rubén Pleguezuelos que ayuda a enmarcar la acción, creando un ambiente envolvente donde la escenografía queda revalorizada. Las gozosas coreografías de Jon Mitó refrescan la trama, ácida por momentos.

La joven dramaturga Alba Saura ya tiene en marcha dos nuevas piezas que construirá con planteamientos similares a la ahora exhibida. El ciclo ‘Mujeres a Escena’ concluirá el próximo miércoles, día 30, con la obra Vulva, original de Irene Herrero Miguel, a cargo de la compañía Las Horas del Humo, que dirigirá la propia autora.

Francisco Javier Aguirre

martes, 15 de noviembre de 2022

EDIPO. Crónica teatral. 10 Nov. 2022

 

EDIPO

 

Los casi treinta años de existencia de la compañía Teatro del Temple y el décimo aniversario de su sede habitual en el Teatro de las Esquinas, bien merecían abordar un texto dramático de alta densidad como es la tragedia ‘Edipo’, de Sófocles.

Encabezados por Carlos Martín, en el papel protagonista, y secundados por actores y actrices de mucha solvencia como Félix Martín, Irene Alquézar, Chavi Bruna, Francisco Fraguas, Alba Gallego y Gonzalo Alonso, estrenaron el pasado jueves, día 10, en el Teatro Principal de Zaragoza, bajo la dirección del propio Carlos Martín, la obra de Sófocles adaptada por Alfonso Plou, con un espacio escénico diseñado por Óscar San Martín.

Buscando significados intermedios entre la representación tradicional de las tragedias griegas, con sus músicos, coros y reiteraciones lingüísticas, y la imaginería contemporánea que permite ambientes menos estáticos, la obra se inicia con una procesión solemne del coro que accede al recinto dramático tras procesionar por el patio de butacas hasta establecerse a ambos lados del escenario. Desde allí intervendrán en ocasiones puntuales, dando realce al discurso trágico que se desarrolla con un dinamismo que va in crescendo.

Los inicios de la representación el día del estreno resultaron un tanto fríos y deslavazados, echándose en falta un mayor énfasis en algunos de los parlamentos y una dicción mejor ensamblada en alguna de las actrices.

Pero pronto se alcanzó el nivel adecuado en todos los sentidos.

La escenografía se apoyó en una atinada iluminación debida a Tatoño Perales, y el vestuario arcaizante de Ana San Agustín respondió a las expectativas que una tragedia de este alcance despierta en el público.

También alcanzaron el nivel adecuado las aportaciones musicales de Gonzalo Alonso, al principio insuficientes en cuanto a su sonoridad.

Los movimientos escénicos estuvieron muy bien estudiados, con apariciones y desapariciones coherentes.

La caracterización de los personajes secundarios y el enmascaramiento inicial de los principales, fue otro de los aciertos de la obra, una importante aportación a la larga y exitosa trayectoria de la compañía.

 

Francisco Javier Aguirre

AMALIA Y EL RÍO. Crónica teatral

 

AMALIA Y EL RÍO

 

Bien pudiera titularse esta obra, presentada en el Teatro de la Estación el pasado fin de semana por la compañía Teatro Guirigai, con Magdalena García Arenal y Cándido Gómez como intérpretes, en una dramaturgia creada y dirigida por Agustín Iglesias, como ‘Contrabando en la frontera’, aludiendo al título que el profesor de antropología de la universidad de Extremadura, Eusebio Medina García, dio a ese penoso fenómeno que tuvo como escenario, no solo la frontera de Portugal, en este caso el río Guadiana a su paso por aquella región, sino también la de Francia, durante la primera década de la dictadura franquista, e incluso más tarde.

La acción se centra en la primera de las citadas, entre las poblaciones de Badajoz y Olivenza, y responde a la historia real de Antonia ‘La Lirina’, que realizaba el penoso trabajo de contrabandista para sobrevivir y aportar algún dinero a la débil economía familiar que encabezaba su marido, zapatero remendón, hasta que este falleció y la mujer tuvo que emigrar a Barcelona con sus ocho hijos a mediados de los años 60.

El espectáculo impresiona por la rotundidad de la puesta en escena en un escenario dominado por la confusión de objetos y la vitalidad de la protagonista, contrapunteada eficazmente por el antagonista masculino que realiza diferentes papeles, con un sesgo común: la jactancia del hombre, su astucia, su falta de honestidad unida a un sentido festivo de la vida con ánimo de conquista y de dominio sobre la mujer. Excelente la pluralidad de registros que muestra Cándido Gómez en su desaliño indumentario, gestual y verbal.

La protagonista, Magdalena García Arenal en su papel de Amalia, desarrolla una actuación más uniforme dentro de la multiplicidad de situaciones que aborda, resultando en ocasiones un tanto reiterativa, aunque remediando esta circunstancia con su expresividad, tanto en gestos como en lenguaje.

La música de época que subraya diversos pasajes de la trama, está bien seleccionada y contribuye a situar históricamente la obra.

Este impactante retrato de la España profunda y miserable en sus escalas bajas, hace casi ocho décadas, en el que las fuerzas del orden participan negativamente, además de ciertos resabios políticos, como las alusiones a la División Azul, deja un sabor al mismo tiempo ácido y amable en la realista puesta en escena del Teatro Guirigai.

 

Francisco Javier Aguirre

viernes, 23 de septiembre de 2022

 AHORA SÍ, TOCAYO


Desde que dediqué el uso de mis ojos a la lectura literaria, me he centrado siempre en autores ya fallecidos. No he leído jamás a ninguno de los vivos, por famosos y populares que hayan sido. Espero a que mueran, e incluso a que se publiquen sus obras póstumas, inéditas o secretas, para no perderme ninguna de sus últimas palabras.

viernes, 13 de mayo de 2022

 

OSTRAS

Soy un tipo muy precoz. Recién cumplidos los 3 años entendí perfectamente en qué consistía el Camino de Santiago. Lo expliqué en casa y mis padres me miraron con incredulidad. Pero tengo un tío muy inteligente, un hermano de mi progenitor, que me aplaudió. A veces he sospechado que... Pero no, vade retro. Cuando advertí el gran parecido con mi tío, me dio por imaginar conflictos familiares si seguía cultivando aquella sospecha, así que desistí. Fue él quien me regaló un triciclo al cumplir los 4 años. Me reafirmé en mi intención de hacer cuanto antes el Camino. Aseguré que lo haría en aquel triciclo. Todos me miraban con incredulidad, menos mi tío. Un día me llevó a un descampado y dibujó sobre la tierra un gran mapa de España. Luego fue señalando los principales hitos del Camino. Cuando terminó su faena, cogí mi triciclo, lo coloqué en la línea fronteriza con Francia, monté en él y fui pedaleando hasta Roncesvalles. Hice allí la primera parada. Me bebí un vaso de cola cao bien caliente y seguí de tirón hasta Estella, bonito pueblo. A los pocos minutos ya estaba de camino hacia Logroño, gran ciudad. El resto del Camino fue coser y cantar. Para el mediodía había llegado al final. Mi tío, testigo de mi hazaña, invitó a comer a toda la familia. Lo contó. Fue la primera vez en mi vida que probé las ostras.