Mi Literatura:
En
la contracubierta de mi primer libro narrativo, EL AVISPERO, publicado
por Ed. Sedmay, en Madrid, en 1977, figura una cita que resume su
contenido: “La vida es una aventurilla fugaz, donde lo trágico y lo
cómico se sonríen mutuamente”. Esa visión personal de mi treintena, se
ha convertido luego en el horizonte que sirve de marco a mi literatura.
Entre bromas y veras he ido desgranando páginas con mayor o menor
fortuna que atienden esas dos formulaciones, pero que coinciden en la
sonrisa final, bastante escéptica, con que contemplo el mundo de los
escritores al haberlo conocido en profundidad durante mi etapa de editor
en Espasa-Calpe (entre los años 1972 y 1980) y verlo en la distancia
tras mi abandono voluntario de la ciudad de Madrid. Ahora, después de
diez años de alejamiento absoluto en Teruel y del retorno precavido a la
escritura que emprendí en Zaragoza a partir de 1990, el panorama me
parece confuso, con el mercantilismo asolando voluntades y eclipsando
voces personales, que difícilmente sobreviven en estos tiempos de lucro
vacío y fama estéril. Pero sigo apostando con sonrisa desencantada por
el arte de la palabra, por la utopía del verbo como un camino de
comprensión de la aventura humana. Sabiendo que otro, tal vez más sabio,
es el del silencio.
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