viernes, 28 de abril de 2023

COMENTARIO LITERARIO. Escribir para uno mismo

COMENTARIO LITERARIO. Escribir para uno mismo

Conocí y tuve buenas relaciones con Antón García Abril, el famoso compositor turolense fallecido hace un par de años,  que es autor de música tan popular como las bandas sonoras de las series y películas ‘El hombre y la Tierra’, ‘Curro Jiménez’, ‘Sor Citroën’, Fortunata y Jacinta’, ‘Anillos de oro’, ‘Brigada Central’, ‘Ramón y Cajal’, ‘La ciudad no es para mí’ y así hasta el centenar largo de títulos. Al mismo tiempo, tiene una obra ‘clásica’ mucho menos conocida, pero de gran calidad, según los expertos. Incluso una ópera, ‘Divinas palabras’, con texto de Valle Inclán.

Entre las muchas entrevistas que le hicieron a lo largo de su vida, he encontrado la muy significativa respuesta que dio a la siguiente  pregunta:

¿Escribe usted música para sí mismo?

“Naturalmente. Yo escribo la música que me gustaría oír. Un compositor escribe para uno mismo. Escribiendo para ti y dentro de tu propia sensibilidad, dependerá de lo que quieras escuchar tú mismo el que puedas o no proyectarlo sobre los demás. Lo que yo quiero para mí es la emoción, y la emoción me gusta hacerla partícipe a los demás. No es que yo entienda que no hay que contar con el público, ni muchísimo menos, pero el compositor escribe para sí mismo, la música que le gustaría escuchar, y al mismo tiempo desea hacer partícipe al público de esa emoción que se siente al escribir la obra en concreto. Es un ofrecimiento que se hace a los demás. Es un deseo de comunicar a los demás aquello que has vivido y has sentido”.

Estas palabras me han hecho reflexionar sobre la creatividad de ciertos escritores a quienes interesa expresar sus emociones, sentimientos y sensaciones por encima del resultado económico y de la fama que les proporcionen sus libros, sean líricos, cómicos o dramáticos, en prosa o en verso.

 

 


EL CRÉDITO. Crónica Teatral

 

EL CRÉDITO. Crónica Teatral

Jordi Galcerán i Ferrer es un barcelonés, nacido en 1964, que ha alcanzado un enorme relieve dentro del mundo escénico. Estrenó en el Teatro Principal de Zaragoza su comedia ‘El crédito’ en 2014. La interpretaron entonces Carlos Hipólito, como el director de la sucursal bancaria, y Luis Merlo como Antonio Vicente, el demandante de un crédito sin aportar garantías, ambos dirigidos por Gerardo Vera.

Casi diez años después, vuelve la obra al Teatro del Mercado, del 27 al 30 de abril, ahora interpretada por Armando del Río y Pablo Carbonell, bajo la dirección de Raquel Pérez.

La puesta en escena es más austera en esta ocasión, pero el texto es el mismo. Vista la comedia por segunda vez, con una década de distancia, la primera conclusión es que ni la temática ni el estilo han envejecido, por lo que su reposición es un acierto. Sin duda, la solicitud de un crédito bancario es hoy más difícil que hace diez años, pero la vena cómica y cáustica de la situación se mantiene.

Sin quitar méritos a los primeros intérpretes, cuando nació la comedia, en esta ocasión tanto Armando del Río como Pablo Carbonell realizan un trabajo impecable que provoca la carcajada con frecuencia, a partir de un texto ingenioso donde se plantea una situación inverosímil, pero posible.

Porque eso es el teatro en buena medida: salirse de los cauces de una realidad perceptible para cualquiera, con el fin de indagar en el sustrato íntimo y personal, que refleja una realidad imperceptible para los demás, pero condiciona  su comportamiento.

 

Francisco Javier Aguirre

 

lunes, 17 de abril de 2023

LA POLÍTICA. Crónica Teatral

 

LA POLÍTICA.  Crónica Teatral

Los políticos no van al teatro. Como mucho, a ver alguna comedieta intrascendente. Me refiero a los políticos de profesión, a quienes llevan seis u ocho legislaturas en el machito, aunque sea cambiando de sendero, montura o postura. Y también me refiero a los de alto nivel. Alto nivel institucional, claro, nada que ver con el personal, que muchas veces no coincide. Y no van al teatro porque bastante ración embaúlan del género, la mayor parte cómico y algunas veces dramático e incluso patético, en sus reuniones congresuales, comisiones parlamentarias, sesiones plenarias, etc.

Todo este exordio viene a cuento de la extraordinaria puesta en escena, el pasado fin de semana, en el zaragozano Teatro de la Estación, de una obra titulada precisamente ‘La política’ producida por la compañía La Trapecista Autómata, de Madrid, con dramaturgia y dirección de Patricia Benedicto.

Son solo dos protagonistas, la una extraordinariamente locuaz y la otra absolutamente muda en cuanto a la palabra, pero no en lo relativo al gesto. En los aledaños vocifera una multitud exaltada. El prodigio verbal y gestual de la pieza, entre cáustica, cómica  y dramática, corresponde a Elena Corral, que es la presidenta de un gobierno elegido al parecer democráticamente, pero devenido en totalitario. 

Mientras se va expresando con una contundencia apabullante, cada una de sus manos, incluso cada uno de sus dedos, está contando una historia convergente con la palabra. Es un verdadero prodigio seguir la concomitancia de la voz y el gesto. La mirada ardorosa, los quiebros de la boca, las oscilaciones del tronco, la sinuosidad de los pasos… todo contribuye a potenciar la dureza de su discurso.  

A medida que especifica y desgrana su argumentación sobre la política que desde su cargo va a desarrollar, el espectador queda apabullado por la contundencia y la precisión de sus palabras. Un texto reforzado por el gesto, sobre todo el de las manos, como se ha dicho,  auténtico prodigio de significado, casi de prestidigitación. Lo que se cuenta y lo que se proyecta hacer desde la presidencia de esta tirana no tiene desperdicio, pero hubiera herido la sensibilidad de cualquier político de profesión con un ápice de inteligencia y una mínima capacidad para asimilar la crítica.

Una sencilla puesta en escena y una actuación compleja en cuanto a los detalles, convierten a esta obra en imprescindible para quien desee avivar su sentido de la política. La actriz muda, y no tan secundaria, interpretada por Laura Lorenzo, desempeña un papel fundamental como dama de compañía, incluso cuando se transforma en caballo, o en lebrel con un gesto lamedor y una postura sumisa insuperables.

                                               Francisco Javier Aguirre

 

 


domingo, 16 de abril de 2023

EL BESO DE LA MUJER ARAÑA. Crónica Teatral

 

EL BESO DE LA MUJER ARAÑA.  Crónica Teatral

El Teatro de Las Esquinas ha traído a Zaragoza una de las obras más complejas y significativas de la escena contemporánea. De la arquitectura narrativa del novelista argentino Manuel Puig, Diego Sabanés ha extraído los elementos dramatizables de la novela y ha confiado a Carlota Ferrer la dirección de esta tragedia, con sutiles respiros cómico-irónicos, que interpretan de manera admirable Eusebio Poncela como Molina, e Igor Yebra como Valentín.

El problema de la transexualidad es antiguo, universal, aunque hasta épocas recientes no se ha iluminado con el necesario debate público, que ha conseguido liberarla del anatema en que estaba sumida. La novela se publicó en 1976, fecha simbólica en la historia política de nuestro país, aunque el autor transfiere en ella un caso real, el del activista mexicano gay Luis González de Alba, uno de los implicados en los trágicos sucesos de Tlatelolco, o Plaza de las tres culturas, en octubre de 1968.

La acción transcurre en el interior de una celda carcelaria, y la licencia dramática permite que los dos internos que la comparten solo salgan esporádicamente de ella, porque lo importante no es la situación externa, sino la interna de cada uno. Hay una nueva licencia dramática y es la convivencia en un mismo espacio de un preso político, Valentín Arregui, con un pederasta homosexual, Luis Alberto Molina. Pero es un recurso necesario para plantear la interacción entre ambos que se encamina hacia la fusión emocional, por una parte, y la física, por la otra, presentada en escena de forma muy discreta.

Se pretende, además, por parte de la dirección del centro penitenciario, que Molina delate a su colega, tras obtener confidencias relativas a sus actividades políticas. De ahí la progresiva integración entre ambos, recurriendo el primero a su imparable locuacidad  narrando películas, que en la versión dramática se reducen a una, aunque en la novela son varias.

El diseño escenográfico de Eduardo Moreno propicia que la obra vaya construyéndose como una escultura cincelada progresivamente por dos artistas contrapuestos, que han de conseguir una figura única utilizando el escoplo de la palabra con la ayuda de una iluminación llena de simbolismo, a cargo de David Picazo, que tiene un papel relevante en el proceso de elaboración de esta escultura ideológica y emocional. 

La interpretación es áspera por parte de Igor Yebra, coherente con su personalidad  y su situación penal, y en contrapartida reluce la poliédrica de Eusebio Poncela, del que hay que resaltar no solamente la precisión gestual, sino también, y en grado superlativo, las fluctuaciones de una voz que añaden a la trama argumental una gran riqueza de matices.

                                               Francisco Javier Aguirre

 

viernes, 14 de abril de 2023

LA CASA POR EL TEJADO. Crónica Teatral

 

LA CASA POR EL TEJADO.  Crónica Teatral

Una muchacha vuelve al pueblo de sus antepasados, entra en la vivienda familiar y sube al desván con ánimo de limpiarlo y tirar la mayor parte de las cosas que allí se conservan. Se supone que vive en la ciudad y que utiliza aquella casa como segunda vivienda, destino de muchas de las edificaciones que aún perduran en el mundo rural, en zonas poco pobladas de Aragón, Castilla u otros territorios.

Antes de entrar en materia teatral, insistiré en que el término ‘España vacía’ es algo muy desafortunado a pesar de que haya hecho fortuna, valga el oxímoron. Desde mi perspectiva, esa denominación es un grave insulto a los habitantes de esas zonas poco pobladas, porque en el vacío no hay nada. Pienso que tras ese vocablo hay una intención sensacionalista que nada tiene que ver con la realidad.

Porque la realidad es que en esa España poco poblada han surgido iniciativas culturales y sociales importantes, como un centro de creación artística llamado Corral de García, vinculado a la productora Viridiana, en la localidad de Santa Eulalia de Gállego (Zaragoza), que cuenta con un censo de apenas cien habitantes.

Pero vamos al tema. La muchacha presuntamente urbana se sorprende al encontrar en el desván de la vieja casona el fantasma de su abuela, que enseguida se corporeiza, y entre ambas realizan un formidable ejercicio de recuperación de tradiciones, leyendas, canciones y recuerdos que llegan a conmover emocionalmente a quienes han conocido, aunque sea de lejos, circunstancias parecidas.

Lo que inicialmente parece enfocado a relatos infantiles, como el de los tres cerditos o los siete cabritillos, enseguida gana altura entrando en horizontes más simbólicos, e incluso filosóficos, como el cuento del juez que intenta declarar a un pastor culpable mediante una estratagema que resulta fallida.

La actuación de Blanca Laínez y Laura de la Fuente, bajo la dirección de Jesús Arbués, gana consistencia a medida que avanza la representación. En el estreno del jueves 13 de abril, en el zaragozano Teatro del Mercado, intentaron implicar al público en sus canciones y recitados, sin excesivo éxito, pero su actuación fue impecable.

No es LA CASA POR EL TEJADO (Los hilos de la memoria) una obra para niños, sino para jóvenes crecidos, adultos maduros y gente mayor; ellos pueden entender con facilidad el ambiente descrito, así como integrar el sustrato sociológico que fundamenta el espectáculo, con sus cuentos tradicionales y unas canciones muy bien interpretadas por las actrices, con acompañamiento de guitarra en directo.

                                                         Francisco Javier Aguirre


martes, 11 de abril de 2023

EL ACANTILADO DE LA LIBERTAD. Comentario Literario


EL ACANTILADO DE LA LIBERTAD

Hay un momento en la vida en el que o tomas el mando de la tuya o quedarás para siempre sometido a la voluntad ajena. En esa disyuntiva se encontró el protagonista de este relato al disfrutar de tres días de asueto a comienzos de los años 90 del siglo XX.

La última década del mismo supuso en España un cambio acelerado de actitudes y costumbres. Una vez asentada la democracia a partir de 1982, tras el fallido golpe de Estado del año anterior, se aceleró la liberación intelectual y moral que se había iniciado tras la muerte del dictador. Tanto las clases populares como la alta burguesía, con toda la gama de estamentos intermedios, experimentaron una modernización no solo tecnológica sino también mental. La progresiva integración en el occidente ilustrado que culminó con la entrada de España en la Comunidad Económica Europea en 1986, ratificada en 1992 como Unión Europea, fortaleció el cambio.

Existe numerosa bibliografía técnica para describir los diferentes aspectos de esta transformación profunda. Pero siempre ha sido la literatura con su desarrollo ajeno a los corsés académicos y con su posibilidad de libre expresión la que ha contribuido a narrar anécdotas, detallar situaciones y explicar circunstancias que completan el panorama de una civilización en tránsito.

Ese es el destino o al menos el propósito de esta novela titulada  El acantilado de la libertad cuyo protagonista, un joven de buena familia, camino de la madurez, ha quedado desfasado tras los muchos años de apartamiento social y merma personal que le han exigido sus oposiciones a Notarías. Tras el triunfo profesional, se le impone un reciclaje en todos los órdenes, sobre todo en el emocional.

De ello trata este relato, sin escatimar detalles y situaciones de alto voltaje erótico, entreveradas con reflexiones de carácter psicológico y alusiones al horizonte emocional de la edad madura.

 

                                                          Francisco Javier Aguirre


lunes, 10 de abril de 2023

FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ, in memoriam

 

FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ, in memoriam

Conocí al prolífico y polémico escritor hace veinte años en las primeras Jornadas del Matarraña Mágico, que se celebraron en el castillo de Valderrobres. Él era la estrella invitada, junto con Fernando Jiménez del Oso, que finalmente no pudo acudir por enfermedad. Murió poco después. Tuve con Sánchez Dragó una breve pero amable conversación, cuando me presenté como autor de libro LOS DUENDES DEL MATARRAÑA. Publicado en 1992, ha tenido cuatro ediciones en castellano y una en catalán.

Fernando era un hombre riguroso en sus compromisos y se había informado de la literatura relativa a la comarca existente en el mercado, que por entonces era muy escasa. Me dijo que había echado una ojeada al libro y que le parecía interesante por su tratamiento mágico de los personajes. Me animó a seguir en esa línea. Para entonces, yo había publicado otros libros de temática y estructura muy distinta. Me gusta cambiar de estilo y argumento, siguiendo las recomendaciones de Ítalo Calvino. Pero animado por el estímulo de Fernando, al año siguiente, 2004, apareció mi colección de relatos NOCHES DEL MATARRAÑA, que ha tenido dos ediciones en castellano y una en catalán.

Siempre agradeceré a Fernando Sánchez Dragó su amabilidad y su interés por un escritor desconocido, así como su estímulo para seguir escribiendo sobre el Matarraña. Luego han salido cinco libros más ubicados en este privilegiado territorio aragonés.

jueves, 6 de abril de 2023

BURUNDANGA. Crónica Teatral

 

BURUNDANGA. Crónica Teatral

El primer acierto de esta comedia original de Jordi Galcerán, que se presentó el miércoles, día 5, en el Teatro Principal de Zaragoza, es su título. De entrada provoca la curiosidad, cuando no el morbo, porque burundanga es el nombre popular de un alcaloide, la escopolamina, que arrastra consigo muy mala prensa: la de ser el brebaje utilizado por algunos tipos infames para conseguir el sometimiento químico de las mujeres a quienes desean manipular a su voluntad, con fines habitualmente libidinosos. 

Pero aquí no se trata de eso, y ahí está la gracia. Son precisamente ellas, las dos protagonistas de la obra dirigida por Gabriel Olivares, quienes van a usar la pócima para someter al novio de Berta mediante el sencillo procedimiento de hacerle beber una cerveza mezclada con escopolamina para que, una vez narcotizado, confiese que la ama de verdad, tras haberla dejado embarazada.

Con la colaboración de Silvia, farmacéutica en ciernes, que tiene acceso a la pócima inhibidora, que al mismo tiempo provoca un estado de sinceridad, averiguan inesperadamente que Manel, el novio de Berta, pertenece a la organización terrorista ETA.

Tras esta mayúscula sorpresa, aparece en escena Gorka, jefe del comando, que acaba de secuestrar a un rico empresario, Carlos, casualmente tío de Silvia, y lo conduce al piso donde viven las dos mujeres. También el recién llegado será objeto de la ingestión de la burundanga, que le hará confesar la situación de la organización terrorista, ya en absoluto declive, prácticamente desaparecida, lo que incrementará el enredo de la trama, que va explorando diferentes terrenos y ambientes de la comicidad hasta concluir de forma explosiva. 

Los personajes están bien diseñados y el ritmo de la acción va in crescendo, de manera que se establece una complicidad entre ellos cada vez más integrada. Hay así un equilibrio actoral, de forma que el protagonismo va siendo compartido alternativamente por los cinco personajes.

Las dos mujeres convierten el espectáculo en algo más incisivo que una simple comedia, con sus diálogos sobre asuntos espinosos de la modernidad y de la feminidad sin caer en el histrionismo.

La escenografía diseñada por Anna Tusell es estática, pero permite la diversificación de las situaciones sin forzar los espacios.

                                                        Francisco Javier Aguirre

lunes, 3 de abril de 2023

XIV FESTIVAL ZARAGOZA COMEDY. Crónica Teatral

 

XIV FESTIVAL ZARAGOZA COMEDY. Crónica Teatral

Durante los últimos días de marzo y los primeros de abril se ha celebrado en el Teatro Principal la edición XIV del festival denominado Zaragoza Comedy. Parece impropio el segundo vocablo del título, que puede sustituirse un gozosamente por Comedia. No sé si se trata de una moda el denominar ciertos ciclos artísticos y literarios con su terminología inglesa o significa algo más; en cualquier caso, nada positivo, porque nada añaden salvo una muestra de sometimiento innecesario a un idioma que, por muy universal que sea, no mejora las prestaciones de la realidad.

Yendo al grano, en este festival han intervenido tres protagonistas de diferentes signos. Primero lo hizo una de las caras más conocidas del stand-up femenino (¿no puede sustituirse el anglicismo por una denominación propia?), Valeria Ros, de origen vasco, que realizó un programa titulado 'Mature' con ciertos apoyos videográficos para mejorar el espectáculo, pero le faltó lo principal: una dicción clara y un proceso argumental mejor definido. En este tipo de actuaciones interesan la trama y su forma, más que la puesta en escena.

Tratar del embarazo y la maternidad es algo magnífico, apóyese en la experiencia propia o en la ajena, pero hay que desarrollarlo con coherencia y sobre todo intentar que los elementos cómicos, los gags, lleguen a todo el público, porque no se trata de una actuación en una sala de fiestas de pequeño aforo. Hablar para un millar de personas no es lo mismo que hacerlo para 70 u 80 arracimadas en torno a los veladores. 

El segundo monologuista, Alex Clavero, tuvo un discurso más coherente, continuado y comprensible, apoyándose también en una introducción musical y en algunas proyecciones en pantalla. Recurrir a la pandemia de la Covid-19 no es ya novedoso, pero resultó entretenido hacerlo desde un punto de vista crítico, mezclando lo cómico con lo absurdo. Le faltaron reflejos para saber callar en determinado momento mientras la gente reía, porque parte de sus juegos de palabras, en general bastante atinados, no llegaban al público con la nitidez necesaria. A pesar de esas deficiencias, su espectáculo titulado ‘La nueva normalidad’ ha resultado el más consistente de los tres programados.

Eso significa que ‘Punto para locos’, de Ángel Martín, teóricamente el más esperado por la popularidad del personaje, no resultó en absoluto el más interesante desde el punto de vista de la actuación teatral, porque su temática fue confusa, contradictoria y en buena medida fuera de lugar. Aunque recurrió y debatió sobre las abuelas fallecidas que lo observaban desde el otro mundo, aplicó a lo largo de toda su actuación el dicho popular de “no tener abuela”, es decir a nadie ajeno que cante sus alabanzas, porque se encargó él mismo de enfatizarlo reiteradamente, hablando de su libro, de su crisis psicótica y de realizar una especie de terapia grupal dando consejos a diestro y siniestro.

Fue quien menos se acomodó a la idea guía del festival de comedia zaragozano, porque apenas hizo reír al público. Sí ganó a sus dos colegas en locuacidad, verborrea sin límite y claridad en la dicción, vocalizando correctamente y haciendo que no se perdiera ni una sílaba de sus palabras, como un buen psicoterapeuta. Tal vez no pasó más allá de esa categoría, aunque consiguió una doble sesión, los días 1 y 2 de abril, basándose en la popularidad que ha ido consiguiendo en los últimos tiempos.

                                                        Francisco Javier Aguirre