lunes, 27 de septiembre de 2021

 

AGAMENÓN Y CLEOPATRA

 

Ocurrió durante la guerra de Troya. En el tercer asalto de los aqueos a la ciudad. Esto no lo cuenta Homero porque nadie lo registró en pergamino ni en papiro, ni siquiera en ese tablón de anuncios inmaterial que es la memoria grabada en la mente humana. Aquella noche Agamenón soñó una aventura con Cleopatra, que aún no había nacido. Pero un ángel de Yahveh, que ya existía desde antes de la Creación, le hizo avanzar siglos en la realidad onírica. Al despertar, Agamenón buscó a Cleopatra entre las siervas que atendían a los guerreros, y después entre las hetairas que se les ofrecían para el placer en los momentos de relax. No la encontró porque el ángel de Yahveh, que ya existía desde antes de la Creación, le jugó una mala pasada. Fue él quien se quedó con Cleopatra después de transfigurarse en Marco Antonio. El alma errante de Agamenón nunca le perdonó el engaño a pesar de que transcurrieron más de once siglos y medio tras el sueño. Pero Cleopatra siempre le echó de menos en secreto.

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