viernes, 15 de marzo de 2024

UN DELICADO EQUILIBRIO. Crónica Teatral

 

UN DELICADO EQUILIBRIO. Crónica Teatral

Han transcurrido casi seis décadas desde que se estrenó ‘Un delicado equilibrio’, de Edward Albee (Premio Pulitzer de drama, en 1967), que estos días se ofrece en el Teatro Principal a partir de la traducción de Alicia Borrachero y Ben Temple, que son pareja desde hace veinte años y al mismo tiempo desempeñan los papeles estelares de la obra, bajo la dirección de Nelson Valente.

No han variado mucho las circunstancias y el esquema de la familia americana acomodada que a lo largo de este tiempo se ha trasplantado a nuestra geografía social. Desencuentro matrimonial solapado, tragedia familiar mal encajada por la muerte de un hijo, rebeldía y sucesivos fracasos emocionales de la hija, injerencia de otros miembros de la familia y, como colofón, la aparición de una pareja de amigos íntimos, Harry y Edna, que invaden el espacio familiar aquejados de un incomprensible –por impreciso– terror vital.

Todos estos ingredientes dan lugar a una obra cuyo título ya es significativo, puesto que nos plantea la inestabilidad emocional, gran azote de la sociedad contemporánea.  Alude a las crisis del mundo occidental pero, sobre todo, al ocaso de la seguridad como una sensación aprehensiva; vamos construyendo signos y formas que nos refuerzan la ilusión de lo concreto y lo confiable, mientras esa misma realidad se va desmoronando a ojos vista.

La pieza de Albee va de menos a más en sus cuatro escenas desarrolladas en un mismo escenario, pero separadas mediante la zona oscura y el sonido chirriante de unos crótalos. El inicio estuvo un tanto lastrado por la falta de proyección de la voz de la protagonista Agnes, a quien da vida Alicia Borrachero, en contraste con la clara dicción de Tobías, su marido, encarnado por Ben Temple, de quien es notoria su procedencia lingüística anglosajona por un acento que no es óbice para su correcta dicción en castellano tras varias décadas residiendo en España. 

La trama no ofrece especial complicación hasta que aparecen Harry y Edna, la pareja de amigos íntimos, que  interpretan Juan Bentallé y Cristina de Inza, para desequilibrar la situación, y seguidamente Julia, la hija de Agnes y Tobías, que encarna Anna Moliner. Ella, víctima del fracaso y la histeria, acabará con el delicado equilibrio mantenido hasta entonces.

La escenografía de Lúa Quiroga, desarrollada en dos planos, el segundo de ellos sugerido mediante una rampa, simboliza bien las rupturas internas de los personajes en el terreno emocional.

No acaba de resolverse el asunto de la amplificación en un recinto tan amplio como el Teatro Principal. El anterior estreno, ‘La Regenta’, no planteó ninguna dificultad, cosa que sí ocurre con ‘Un delicado equilibrio’.

Francisco Javier Aguirre

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