lunes, 21 de julio de 2025

LAS FIESTAS. Crónica teatral

LAS FIESTAS. Crónica teatral

Con un título tan adecuado a esta época del año, el Teatro de Las Esquinas ha cerrado su temporada de espectáculos.

‘Las fiestas’ es un juego cómico, creado e interpretado por la compañía Vengavamos Boys, que discurre en un mundo rural trufado de referencias a otros mundos, alguno de ellos tan imaginativo como el extraterrestre.

Uno de estos habitantes exóticos se presenta por casualidad en el momento y lugar en que tres jóvenes de Canillo de Abajo preparan su participación en los concursos del pueblo con ocasión de las fiestas patronales, naturalmente en verano. Marta Hernando, el aragonés Carlos Cábalas, Gonzalo Hermoso y Juana Uríszar, dirigidos por Dani Jaén, desempeñan con soltura sus papeles, en una parte guiados por la comicidad pero, en la otra, atentos a las realidades sociales del momento.

Son gente joven que afronta su futuro con cierta inseguridad y que se enfrenta a la aceptación del diferente, lo cual es todo un símbolo dadas las circunstancias habituales en nuestro día a día. Siendo un argumento de tanta actualidad, sorprende el rótulo que señala de alguna forma el año de la acción, 2007, como si los enfoques de entonces fueran a día de hoy de máxima actualidad. 

La comedia se desarrolla con agilidad, aunque existen momentos en que decrece el ritmo, induciendo a la reflexión sobre los diversos asuntos que se plantean. El mundo rural, la amistad, la inminencia de la edad adulta, el sentido de las fiestas populares, el miedo al futuro y la aceptación de lo inesperado son los ejes sobre los que gira toda la trama. 

Muy lograda la actuación del extraterrestre, interpretado por Gonzalo Hermoso, bautizado en Canillo de Abajo como M.A.N., tanto en gestualidad y vocalización como en la progresiva adaptación y aceptación del recién llegado a un mundo para él extraño del que, curiosamente, una de las jóvenes rurales intentará huir para ocupar su puesto en ‘Canillo de Arriba’.

Francisco Javier Aguirre

lunes, 7 de julio de 2025

 

39 ESCALONES. Crónica teatral

Hace 90 años que Alfred Hitchcock dirigió la película del mismo título con un guión extraído de la novela de John Buchan. Desde entonces, la intriga que genera la trama ha dado lugar a sucesivas versiones escénicas del argumento que protagoniza Richard Hannay, un presunto asesino que va a ser perseguido a lo largo y a lo ancho de la Gran Bretaña.

La introducción del espectáculo por dos vendedores de chucherías, desfilando por el pasillo central del Teatro Principal hasta alcanzar el escenario, es toda una declaración de intenciones. Va a tratarse de una comedia exótica en la que se combinan lo grotesco, la farsa, el nonsense, el surrealismo y el oportunismo simbólico o localista. Hay que asumir este planteamiento para entender el desarrollo de la trama.

La persecución del protagonista, a partir del apartamento donde se ha refugiado con una señorita, fugados ambos del local en el que se ha producido el delito, da opción a tres de los intérpretes –todos salvo el joven Richard– a metamorfosear sus personalidades para dar vida a los numerosos sujetos, de uno y otro sexo, que dan cuerpo a la trama. 

Se suceden escenas dominadas por el caos, la parodia, la contradicción y las alusiones desenfrenadas, creando un ambiente próximo al desatino controlado del que han hecho bandera algunos movimientos esotéricos. Pero en ‘69 escalones’ no hay ninguna búsqueda del sentido profundo de la existencia, sino una intención de divertir que no trasciende el momento ni pretende otros resultados.

Ese propósito se cumple con eficacia, como demuestran las continuas carcajadas de gran parte de los asistentes. Hay alusiones territoriales oportunamente dosificadas, como las relativas al jamón de Teruel, a la plaza del Pilar o a determinados municipios aragoneses. 

Uno de los elementos más consistentes es la banda sonora, que recurre a pasajes sinfónicos propios de obras dramáticas, lo cual no deja de ser una paradoja porque la trama, incluso en sus momentos más tensos, se sustenta en una ambivalencia  tragicómica de gran efecto.

Francisco Javier Aguirre

 

viernes, 4 de julio de 2025

EL MANUSCRITO DE INDIAS. Crónica teatral

 

EL MANUSCRITO DE INDIAS. Crónica teatral

 

Recurrir a la auto ficción es una fórmula frecuente en la narrativa contemporánea. Aplicada al arte escénico, puede resultar apasionante. Eso consigue Antonio Velasco, de la compañía salmantina Teatro de Poniente, en la última obra del ciclo Delicias Clásicas que ha estado ofreciendo a lo largo de cuatro sesiones, entre finales de junio y principios de julio, el zaragozano Teatro de Las Esquinas.

El espectáculo auto dirigido por el actor y por Raúl Escudero nos lleva a comienzos del siglo XVI en la España volcada hacia el recién descubierto Nuevo Mundo, al que acuden un tropel de individuos de toda laya y condición intentando hacer fortuna, desde los frailes evangelizadores hasta los desheredados que tratan de participar en el convite que sueñan, pero que han de empeñarse también en inesperadas aventuras, más los combates con los nativos americanos. 

De todo hay en ‘El manuscrito de Indias’, un texto jugoso escrito por el propio intérprete, en el que intenta acercar al mundo contemporáneo las sensaciones y las emociones que vivieron aquellos esforzados pioneros de la colonización de los territorios ultramarinos recién descubiertos.

El proceso narrativo es preciso y muy sugerente, con un recorrido que se inicia desde el final de la vida del protagonista para concluir del mismo modo. En medio, bien engarzados, infinidad de sucesos, situaciones y aventuras trabajadas escénicamente con mucho vigor y gran ingenio.

Del mismo modo, sorprende la precisa y preciosa dramaturgia de la obra, destacando la capacidad mimética de Velasco, que conjuga armoniosamente con una iluminación y un soporte sonoro de gran efecto. 

El acostumbrado coloquio posterior a la obra, con el actor y la productora Iratxe Jiménez, fue muy ameno y esclarecedor.

Francisco Javier Aguirre