miércoles, 14 de febrero de 2024

PROYECTO LARAMIE. Crónica Teatral

 

PROYECTO LARAMIE. Crónica Teatral

Matthew Shepard, un joven homosexual que estudiaba en la Universidad de Wyoming, fue apaleado en 1988 por otros dos compañeros a las afueras de Laramie, donde residían, y murió pocos días después a consecuencia de las heridas sufridas.

Este es el punto de partida que ha servido a los alumnos de tercer curso de la Escuela municipal de Teatro para ofrecer un espectáculo de carácter documental que en su día escribió Moisés Kaufman. 

Bajo la dirección de Paco Formento, que explicó anticipadamente la situación en el Teatro del Mercado, siete alumnas y tres alumnos han ofrecido una especie de ejercicio final del primer cuatrimestre, recuperando aquella situación dramática y distribuyéndose los papeles de los protagonistas de una manera ágil y compleja que utiliza todos los recursos vocales y gestuales a su alcance, incluyendo los musicales, puesto que en dos momentos entonan un canto coral de índole religiosa. 

La intención pedagógica va más allá de la mera representación, porque plantea un problema que no termina de resolverse en nuestro tiempo, a pesar de las campañas de concienciación sobre el respeto por las orientaciones sexuales de cada persona o colectivo.

En la realización del espectáculo juega un importante papel el pugilato social a favor y en contra de la tolerancia. Para ello se utilizan grabaciones videográficas de las diferentes posturas que en su día provocó el luctuoso suceso en la sociedad yanqui. También se recurre a especificar las posturas de las diferentes confesiones religiosas que intervienen en el debate, así como los sentimientos encontrados que provoca la situación, unos pidiendo venganza y otros proponiendo el perdón.

Volviendo al ejercicio interpretativo, hay que destacar el dinamismo de la acción, por momentos algo precipitada, así como el esfuerzo gestual de los intérpretes que en algún caso resulta exagerado. Pero finalmente son aprendices, aunque bien cualificados, que en un futuro próximo intentarán abrirse paso en el complicado mundo de las artes escénicas. Meritorio ejercicio, en todo caso, que pone de relieve una vez más la buena labor que desarrolla la Escuela municipal de teatro de Zaragoza.

Francisco Javier Aguirre

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