viernes, 20 de diciembre de 2024

LA RUEDA. Crónica Teatral

 

LA RUEDA. Crónica Teatral

Cuando uno va al teatro, lo habitual es sentirse satisfecho por haber elegido una obra de la que se ha informado previamente. Pero no siempre ocurre así. Ha sido el caso de ‘La Rueda’ que puso en escena el Teatro de Las Esquinas el pasado jueves, día 19, actuando como protagonistas Dani Llull y Marina Barba,  bajo la dirección de Fabio Mangolini y Dani Llull.

El enfoque de la trama era original, puesto que se trataba de actualizar con lenguaje contemporáneo los inicios del teatro en el Siglo de Oro español (Lope de Rueda, Juan del Encina), utilizando algunos textos arcaicos, aunque fácilmente comprensibles. También de plantear la primera reclamación conocida de unos cómicos frente a sus patrocinadores aristócratas.

La sesión se desarrollaba por los cauces normales hasta que dos o tres espectadores dejaron sonar sucesivamente sus móviles, a lo que añadieron conversaciones molestas y fuera de lugar, lo cual pareció contrariar al actor que inició un ‘excursus’ extraño basado en la referencia latina ‘anno Domini’ que había utilizado anteriormente para añadirla a las fechas que iba citando.

Si ese texto, que ocupó unos diez minutos de la representación, estaba en el guión original, he de manifestar mi discrepancia por tergiversar un término latino que cualquier persona informada identifica como año y no como ano. Más allá de la irreverencia que significa  aludir a ese apéndice fisiológico de todos los seres vivos, aludiendo a la Sanísima Trinidad (creencias particulares aparte), está la cuestión del buen gusto y de los límites de la comicidad.

 Por ello he de emitir una opinión negativa sobre la obra a la que, para más  inri (término usual y comprensible, aunque tenga origen bíblico) había invitado a parte de mi familia, que salió desencantada.

Como siempre hay algo positivo en la mayor parte de los espectáculos, he de señalar la actuación al violonchelo de Marina Barba y la capacidad expresiva, un tanto histriónica,  de Dani Llull,  pero ahí se acaba la historia.

Francisco Javier Aguirre

 


viernes, 13 de diciembre de 2024

LADY BEATRIZ DE LAS TUERCAS FLOJAS (Y OTROS INFIERNOS). Crónica Teatral

 

LADY BEATRIZ DE LAS TUERCAS FLOJAS (Y OTROS INFIERNOS). Crónica Teatral

Descender o ascender a terrenos ultra terrenales ha sido frecuente en la historia de la literatura, y más aún en otros campos artísticos como la música y la plástica. Baste recordar ‘La Divina Comedia’, de Dante, o la opereta ‘Orfeo en los infiernos’, de Offenbach, con un  precedente claro en el ‘Orfeo y Eurídice’, de Gluck. En ambos casos con libretos de escritores que han explorado imaginariamente los espacios oscuros del infierno o los luminosos del cielo. Porque no existe constancia documental de que ninguno de los habitantes de esos ultra mundos hayan comunicado sus experiencias a los humanos. 

Con estas premisas claras, se puede hacer fantasía en cualquiera de esos ámbitos, pero se corre el riesgo de no acertar con el tono adecuado. En la pieza teatral que estos días se ofrece en el Teatro del Mercado, escrita por Sara Sánchez e interpretada por Maribel Vitar, Maya Reyes y Cristina Palomo, bajo la dirección de  Andrés Rus, se plantea un conflicto ‘terrenal’, pero trufado de trascendencia infernal.

Tres mujeres descienden a los infiernos. Tres mujeres condenadas a contemplar su propio reflejo. Tres mujeres entre el sueño y la realidad. Salomé, la esposa asesina, Mariana, la amante asesinada, Beatriz, la amante suicida. En mitad del triángulo, la imagen espectral y lejana de Alejandro. La locura, la poesía, el amor, un crimen del pasado y un humor presuntamente ácido sobrevuelan el extraño lugar sin coordenadas espacio-tiempo que un Lucifer sin rostro ha creado expresamente para ellas. Solo una de las tres está en realidad destinada al castigo eterno.

El lenguaje de Sara Sánchez es rico, apasionado y comprometido, consciente de su dimensión teatral y en contacto con algunos de los motivos principales que caracterizan la dramaturgia actual. Su obra está plagada de diálogos y situaciones que basculan entre el interior de la psique humana y el mundo exterior, entre el sueño y la realidad, entre el simbolismo y el realismo.

La dramaturgia es simple, intrascendente, sin impacto en la representación, que incluye algunos paréntesis danzados por las actrices, los cuales no afectan en modo alguno al desarrollo de la trama.

Francisco Javier Aguirre

sábado, 7 de diciembre de 2024

LA COLECCIÓN. Crónica Teatral

 

LA COLECCIÓN. Crónica Teatral

Desde el pasado jueves, día 5, y hasta el lunes, día 9, festivo en Aragón, lo mismo que en otras varias comunidades autónomas, está ofreciendo el Teatro Principal, con el aforo completo, la obra de Juan Mayorga titulada ‘La Colección’, uno de cuyos principales alicientes es la actuación de José Sacristán, ese anciano siempre joven que, acompañado de Ana Marzoa, que exhibe también su veterana juventud, protagonizan una pieza llena de sentido humanístico, antropológico y hasta metafísico.

El director compone una pieza misteriosa, que se moldea a modo de un rompecabezas que se va armando ante nuestros ojos, con la precisa ejecución de las cosas bien hechas. “La obra es una función sobre la memoria, sobre la herencia”, afirma el propio Mayorga. Sobre un escenario lleno de cajas y envoltorios, aparecen los personajes que deben dar razón de ser a toda esta caótica propuesta escénica que recoge esa herencia, esa memoria vital.

Allí habitan Héctor y Berna, una pareja de ancianos sin hijos ni familia próxima, que a lo largo de su vida han reunido una gran colección de objetos artísticos  y recuerdos personales, por la que han  sacrificado todo lo demás. Ahora, cuando ya ven cerca el final de sus vidas, se plantean lo que quieren hacer con su gran legado. “Es lógico que, teniendo la edad que tenemos y no teniendo hijos, la gente se pregunte por el destino de nuestra colección”, es la reflexión que les ha movido a tomar la iniciativa que da cuerpo a la obra. 

Quieren asegurarse de que su colección permanezca intacta, que no se diluya con su muerte. Deben buscar un heredero que esté a la altura de este gran reto, que aprecie la colección y quiera hacerse cargo de la misma en las condiciones que ellos le impongan.  En este proceso de búsqueda de la persona adecuada, han convocado a Susana, a quien da vida Zaira Montes, una joven coleccionista a la que quieren conocer mejor, para saber si da con el perfil que están buscando. 

La Colección’, magníficamente representada, que induce a la reflexión sobre el sentido de nuestras vidas, es una obra que analiza el matrimonio, el paso del tiempo y la misteriosa relación entre las personas y los objetos

 Francisco Javier Aguirre

           

lunes, 2 de diciembre de 2024

MANUELA, EL VUELO INFINITO. Crónica Teatral

 

MANUELA, EL VUELO INFINITO. Crónica Teatral

El Teatro de la Estación ha presentado durante el pasado fin de semana una obra de gran impacto que se desarrolla en varios planos. Lo más impactante es que la protagonista del hecho real que se narra, Manuela Vos, está presente en la escena y lo hace sobre una silla de ruedas, en la que sobrevive.

Sobrevive es un término equívoco por cuanto supone generalmente una resignación a la existencia en malas condiciones, pero no es este el caso, por lo que tal vez hubiera que decir ‘supervive’, haciendo hincapié en el primer sintagma del término: súper. Ciertamente, Manuela es la superviviente de un grave accidente alpino, pero lo maravilloso de la situación es que ha conseguido superar el trauma, a pesar de sufrir sus consecuencias.

Con la autoría y bajo  la dirección de Emilio del Valle, las compañías Inconstantes Teatro, Escena Miriñaque y Tranvía Teatro, esta última titular del recinto zaragozano, han montado un espectáculo multidisciplinar y multifocal, puesto que hay acción, música, audiovisuales, elementos simbólicos y un desarrollo actoral que funde en unidad dramática todos los ingredientes para contar una historia y analizar sus consecuencias.

La historia de Manuela, presente en escena, a quien reinterpreta Luna Mayo, nos coloca frente a un espejo para interrogarnos sobre la manera en que la sociedad atiende estas situaciones. El desarrollo de la acción gravita sobre Luna, que intenta asumir como actriz el papel que le han asignado, y sobre Jorge Muñoz, que hace las veces de director del montaje. Pero la protagonista real es Manuela, cuyo testimonio se estremecedor.

Hay un pasaje terrible en el que, tras referirlo Luna Mayo, se llega a lo más abyecto del ser humano cuando se cuenta el robo del iPhone de Manuela por alguien que ayudaba a esta mujer tetrapléjica a superar en su silla de ruedas el bordillo de una acera. La explosión de ira contra el desalmado, deriva en una diatriba brutal sobre el capitalismo que exprime sin ningún escrúpulo a los desfavorecidos provocando guerras beneficiosas para la élite gobernante y sus lacayos, esa absoluta minoría de presuntos humanos que dominan de forma inmisericorde a la inmensa mayoría en todos los países. Es un alegato de gran calado social que muy pocas compañías teatrales y muy pocos medios de comunicación serían capaces de explicitar.

Francisco Javier Aguirre