lunes, 29 de septiembre de 2025

LOS PILARES DE LA TIERRA. Crónica teatral

 

LOS PILARES DE LA TIERRA. Crónica teatral

En las vísperas de los Pilares zaragozanos, el Teatro Principal  está ofreciendo más de treinta funciones de esta extraordinaria adaptación a formato musical de la renombrada novela de Ken Follet ‘Los pilares de la Tierra’, publicada hace más de treinta y cinco años. El hecho de que se trate de una producción netamente española realza su mérito, porque el resultado es sorprendente en casi todos los aspectos, desde el libreto de Félix Amador hasta la música de Iván Macías, todo eso bajo el control del productor ejecutivo Darío Regattieri, ducho en el oficio.

La plasmación de los ambientes medievales en los que se desarrolla la acción, tanto desde la perspectiva eclesiástica como de la profana, es un acierto permanente y perdurable, porque a lo largo del trayecto escénico no existen momentos bajos ni episodios que revelen escasez de inspiración o falta de medios para plasmar esta compleja y apasionante historia, donde quedan retratadas las clases dirigentes en una sociedad estratificada, así como el pueblo llano, que en este espectáculo juega también un papel destacado. 

La utilización de los recursos técnicos en cuanto a iluminación y proyección de los elementos visuales para la creación de ambientes está muy conseguida. Hay cierta reiteración en la tesitura de las voces y en las desinencias utilizadas por muchos de los actores-cantantes, aunque pueden destacarse algunos episodios de gran originalidad a este respecto. La visualización del espectáculo no sustituye a la degustación lectora de la obra, pero de algún modo contribuye a darle cuerpo, color e imagen, aunque se haya reducido el formato físico original por razón del espacio escénico.

Interpretaciones bien sabidas, lo mismo que la dinámica actoral, por largamente ensayadas durante los meses de programación en Madrid, tras su estreno en noviembre de 2024, más su reciente paso por Bilbao, antes de regresar a la capital el próximo mes de noviembre para desarrollar allí su segunda Temporada.

 Francisco Javier Aguirre

viernes, 26 de septiembre de 2025

MAGIA. UNA COMEDIA FANTÁSTICA. Crónica teatral

 

MAGIA. UNA COMEDIA FANTÁSTICA. Crónica teatral

Chesterton es un polifacético escritor inglés, nacido en la segunda mitad del siglo XIX, que se desenvolvió con soltura en todos los géneros literarios, sobre todo en el narrativo. También se asomó al teatro, aunque solo en tres ocasiones, la primera de ellas por instigación de George Bernard Shaw que le indujo a escribir ‘Magic’, a partir de un relato que luego se extravió.

Se trata de una obra de amplio espectro en la que se mezclan la comedia, la fantasía, la sociología, la superstición, el misterio y un lejano aroma de religiosidad, habida cuenta de las oscilaciones confesionales del autor. 

Con el título de ‘Magia. Una comedia fantástica’ la ha ofrecido el Teatro de Las Esquinas, en versión de la compañía Hemisphere Teatre. Nunca había sido representada en España, lo que llama la atención por ser su autor tan conocido y valorado.

La pieza tiene un arranque misterioso que deriva hacia una situación trivial, por una parte, y un ambiente especulativo, abstracto y paradójico, por otra. Allí se enredan los dogmas y las dudas, la esencia y la apariencia, lo real y lo extraordinario, de modo que la trama se aleja de la linealidad y entra en espiral, con todas las asimetrías de un discurso que crece en torno a sí mismo. Su desarrollo está lleno de simbolismo, con personajes que representan a la ciencia, la religión, la fantasía, el amor y la política.

Emilio Ruiz Barrachina ha recuperado esta obra y asumido su dirección, intentando actualizarla de manera un tanto confusa. Sobre un hipotético fondo de crítica social, aparecen referencias a la política, la ciencia, la religión y las supersticiones, en un contexto de alta burguesía sorprendido por la aparición de un supuesto mago que pone sobre el tapete la incoherencia de la vida moderna.

Las actuaciones de los actores masculinos son suficientes, llamando la atención la presencia intermitente de la protagonista femenina, cuyo papel no acaba de  definirse.

Francisco Javier Aguirre

sábado, 6 de septiembre de 2025

ASESINATO EN EL ORIENT EXPRESS. Crónica teatral

 

ASESINATO EN EL ORIENT EXPRESS. Crónica teatral

El que la obra más celebrada de Agatha Christie, ‘Asesinato en el Orient  Express’, haya sido llevada al cine en cuatro ocasiones y versionada para el escenario en varias más, es un indicativo del índice de popularidad que ha alcanzado esta historia detectivesca. 

La versión que se está ofreciendo en el Teatro Principal, realizada por Ken Ludwig, con traducción de Alicia Serrat y dirección de José Saiz, reúne a una decena larga de actores de acreditada trayectoria, presididos por Juanjo Artero, que desempeña el papel principal, correspondiente al famoso detective belga Hércules Poirot, protagonista de gran parte de las obras de la escritora inglesa. 

Aunque la trama sea muy conocida al cabo de casi un siglo de haberse publicado la novela, su traslado al escenario reviste ciertas dificultades que en esta producción han sido bien resueltas. 

La primera es la versatilidad de un decorado que consigue añadir verosimilitud a la historia narrada. Sorprenden la rapidez y la precisión con la que el andén inicial con el vagón al fondo, se transforma en el lujoso interior que alberga a los pasajeros, el cual a su vez aparecerá distribuido en los compartimentos en los que se desarrollan las diferentes escenas de la obra. 

El vestuario y la caracterización de los personajes está muy bien logrado, en algunos casos con una carga simbólica alusiva a su papel en la historia narrada.

Un elemento escenográfico importante es la pantalla que acompaña al desarrollo de la acción, reflejando los distintos lugares por los que atraviesa el convoy y los accidentes climatológicos concomitantes. También el espacio sonoro y la iluminación contribuyen a la brillantez escénica de la obra.

El ritmo inicial está bien conseguido, aunque se ralentiza al final. La actuación del elenco el sobresaliente y el papel del protagonista, además de estar perfectamente caracterizado, destaca tanto por sus movimientos como por su gestualidad. Tal vez su última reflexión moralizante desajuste el resultado final.

Francisco Javier Aguirre