viernes, 15 de diciembre de 2023

LA ÚLTIMA CINTA DE KRAPP. Crónica Teatral

 

LA ÚLTIMA CINTA DE KRAPP. Crónica Teatral        

Un hombre en plena decadencia se aferra a la decrepitud de sus recuerdos. Ha de recurrir a una cinta que grabó cuando era joven para recordar el brillo de la vida y el resplandor de un amor fugaz. Pero no quiere que aquello vuelva: lo declara con énfasis al final de su discurso. Ha alcanzado la soledad absoluta y se halla confortablemente situado en ella lejos de cualquier rumor, salvo el sonido de las campanas que anuncian el discurrir del tiempo.

También hay unos ecos lejanos de fiesta y de jolgorio vecino en el espacio sonoro debido a Paco Aguarod, que no le afectan en absoluto, sino que refuerzan sus sentimientos de individualidad decadente. La soledad es un alivio de la vida, y la reflexión sobre el sentido profundo de las palabras –en este caso la ‘bobina’- abre el horizonte de los significados ocultos.

La obra de Samuel Beckett 'La última cinta de Krapp' ofrecida en el Teatro del Mercado por las compañías Teatro del Espejo y Teatre del Temps XXI, que ha protagonizado con rigor  Paco Ortega, revive la situación recreada por el autor de manera convincente: la juventud feliz, aunque eventual, de un personaje complejo que vivencia de forma gestual la decepción hacia la que se encamina cualquier vida humana, al menos la de la mayoría de los seres vivos que han elaborado ilusiones luminosas finalmente envueltas en una luz tenue que al menos les compensa de la tiniebla exterior. 

El montaje de la obra realizado bajo la dirección de Jordi Coca sigue fielmente las prescripciones del autor, combinando los parlamentos con las grabaciones antiguas y las recientes que intentan insuflar una vida nueva a un presente sin redención.

Esta obra, destinada a minorías atentas al detalle, está plagada de símbolos y análisis interiores que a veces penden de una palabra como la ‘viudedad’ o se soportan en una pelota negra o en una barca que avanza pausadamente sobre las aguas tibias con una pareja de enamorados en su seno, que acaba engullida por el cañaveral de las orillas.

Conviene señalar que existe una curiosa versión de la obra, localizable en YouTube, protagonizada por Harold Pinter: un Premio Nobel de Literatura (2005)  interpreta a un antecesor (1969). Y en otro apartado de la misma plataforma, explica por qué.

Francisco Javier Aguirre


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