EL LAZARILLO DE TORMES. Crónica
Teatral
El Teatro de Las
Esquinas ha presentado en dos días consecutivos un espectáculo que reúne tres
elementos relevantes: la historia clásica de Lazarillo de Tormes, la versión
modernizada que elaboró Fernando Fernán Gómez y la adaptación a su propio
estilo que propone Rafael Álvarez ‘el Brujo’, recurriendo a una de sus
actuaciones emblemáticas durante los tres últimos decenios.
La fusión de esos tres
elementos sustanciales da como resultado una pieza incisiva desde el punto de vista
conceptual y explosiva desde el literario. La herencia de Fernán Gómez
denostando las diferencias sociales, se vincula con la filosofía humanista del
intérprete que propone como vía de solución de los problemas que acosan a
nuestra civilización el recurso humanista al yoga y a la meditación, que es en
definitiva una apuesta por la elevación de la conciencia individual y social
frente a la perceptible y progresiva anulación de la misma que se deriva del progreso
tecnológico mal asimilado.
En esa línea concluyó
una vez más la actuación de ‘el Brujo’, en la segunda de las sesiones ofrecidas
el pasado fin de semana, la del sábado día 28, tras haber completado su periplo
temático en torno al Lazarillo y sus amos, encajando también en su discurso escénico la interrupción
derivada de una lipotimia sufrida por una espectadora, lo cual dio ocasión al
actor para involucrar, tanto a la señora como a los dos médicos de familia que
la atendieron, en el desarrollo del espectáculo.
Los juegos lingüísticos
y las referencias a la actualidad política y académica, tan frecuentes en su
dinámica interpretativa, ilustraron también una actuación brillante en la que
quizá pudo observarse un cierto síndrome de fatiga vital en el prestigioso
actor.
Francisco Javier Aguirre
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