viernes, 6 de junio de 2025

CAMINO A LA MECA. CRÓNICA TEATRAL

 

CAMINO A LA MECA. CRÓNICA TEATRAL

La soledad es una circunstancia concomitante de la creatividad artística. El pintor, el escultor, el escritor, el actor y el músico trabajan en soledad, aunque en algunos casos, como en los dos últimos, su trabajo pueda mostrarse de forma colectiva. Pero el ejercicio creativo siempre se realiza en privado, de modo que es importante aprender a gestionar la soledad.

En este trance se halla Helen, a quien interpreta Lola Herrera en la obra ‘Camino a La Meca’, de Athol Fugad, en versión de Claudio Tolcachir, que se está representando estos días en el Teatro Principal de Zaragoza. Excéntrica, solitaria y muy creativa,  Helen se ha apartado del mundo para entregarse a su arte, un camino que la sociedad no comprende y que muchos consideran una prueba de locura.

La escultora ha envejecido y apenas tiene otra amistad que la de Elsa, una joven profesora a quien interpreta Natalia Dicenta. Tras años de ausencia, vuelve Elsa para compartir con la anciana su última trayectoria, en la que se han cruzado las gestiones de la clerecía para que ingrese en una residencia. La personificación de Marius, el pastor anglicano que está desarrollando los trámites, corre a cargo de Carlos Olalla. 

Claudio Tolcachir dirige el drama, que se desarrolla en una escenografía simple pero sugestiva, realizada por Alessio Meloni. Es la casa un tanto exótica de Helen, que parpadea entre la luz y las sombras y ha provocado un incendio por su negativa a usar la electricidad. Dentro de sus fijaciones, además de mantener su independencia frente a las supuestamente benéficas propuestas clericales, está la de programar un objetivo vital que tiene un gesto preciso y un nombre enigmático: camino a La Meca. 

La elección de Lola Herrera para protagonizar la obra es un acierto de Tolcachir, porque la veterana actriz da sobradamente un perfil que cumple los requisitos del personaje real, la señora Helen Martins, que se rebeló contra todas las imposiciones procedentes de diversos estamentos en su época. Interpretación excelente la de esta mujer de 89 años, bien secundada por Dicenta y Olalla.

Francisco Javier Aguirre

 

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