lunes, 16 de enero de 2023

¿Y AHORA QUÉ? Crónica Teatral

 

¿Y AHORA QUÉ?   Crónica Teatral

 

Branco Djurik es un director de cine, actor, guionista y músico bosnio, nacido en Sarajevo, que se ha establecido en Eslovenia. Prácticamente desconocido en España, ha sido el Teatro de la Estación quien nos ha traído a este autor de un ingenio descarado, que se manifiesta plenamente en su obra ‘¿Y ahora qué?’ puesta en escena, en traducción y adaptación de Bernabé Rico y Antonio Campos, por la compañía Producciones Circulares, de Sevilla, bajo la dirección del propio Campos.

Candela Fernández y Juanfra Juárez, con la colaboración especial de José María Peña, bordan una comedia de alta gama, tanto por su ingeniosa trama como por su nivel interpretativo.

Un actor famoso y una actriz aficionada se encuentran accidentalmente en un Teatro que ha cerrado sus puertas herméticamente tras la última función. Se acercan, se alejan, se quieren conocer, se quieren desconocer, se lamentan, ríen juntos y por separado... desarrollando un diálogo de idas y vueltas en todas las direcciones de la rosa de los vientos teatrales: la cómica, la trágica, la cáustica, la simbólica, la erótica... en el que hay un tercer personaje que es el oficio dramático en sí, la profesión del teatro con sus aristas, sus triunfos, sus luces y sus sombras.

El varón parece dominar la situación, pero es la mujer quien verdaderamente mueve los hilos de la trama, una comedia que de vez en cuando adquiere tintes dramáticos, porque ambos actores, el profesional y la aficionada, se encuentran en situación apurada sin saber qué hacer ni a quién recurrir.

Todas estas contradicciones abonan una comicidad sutil, inteligente, hábilmente elaborada en connivencia con un tercer personaje de carne y hueso, que interpreta José María Peña, triplicando su papel para lograr el objetivo que persiguen entre él y la que resulta ser su esposa, la actriz primeriza, hasta conseguir estafar al presuntuoso divo que acaba de interpretar un monólogo del ‘Ricardo III’, de Shakespeare. 

Se trata de una obra grande, de enorme inspiración, que se sitúa en un plano que podríamos situar dentro del Teatro de cámara, algo que necesita muy poco atrezo y un espacio limitado para brillar con la intensidad que el texto contiene y el despliegue actoral de los tres intérpretes, sobresaliendo la mujer sobre los dos hombres.

Es teatro serio pero cómico, en el mejor sentido del término, una pieza de calidad que se ha ofrecido durante el pasado fin de semana en el Teatro de la Estación y que pudiera reponerse  a medio plazo porque sería de visión obligada para cualquier aficionado exigente al arte de Thalía.

 

                                                                       Francisco Javier Aguirre

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