viernes, 12 de enero de 2024

 

EL NOVIO DE ESPAÑA. Crónica Teatral

No resulta fácil ensamblar con acierto materiales tan diversos como los que se reúnen en la obra de Juan Carlos Rubio, que también la dirige, centrada en tan míticas figuras de la canción como lo fueron Carmen Sevilla y Luis Mariano. La ofrece el Teatro Principal durante este fin de semana, tras su estreno en Irún el pasado mes de octubre.

Utilizando una leve trama dramática, consistente en las maniobras para conseguir unos pasaportes que permitieran volver a España a los padres del famoso cantor, se arma un espectáculo que sobre todo es una comedia musical, de trayectoria irregular, en la que se incluyen tangencialmente temas de actualidad tan sensibles como las variantes lingüísticas del Estado español y el proceso de aceptación de la homosexualidad, en buena parte ya conseguido. Pero estamos en la primera etapa del franquismo, cuyo titular es ridiculizado con una sutileza que a veces deviene en despiadada y cruda mordacidad. 

A lo largo del texto se incluyen algunos gags cómicos, pero en lo que destaca el espectáculo es en el elemento dinámico de la danza. Son estimables las voces, sobre todo la de Carmen Raigón en el papel de Carmen Sevilla, sin que desdiga la de Christian Escuredo, como Luis Mariano, y resultan significativas algunas de las letras y tonadas a las que se recurre, comenzando por el zorztziko en euskera que susurra al principio Luis Mariano acompañándose del piano.

Las alusiones cinematográficas, dado que la pieza se inscribe en el desarrollo de la filmación de ‘Violetas imperiales’, película que compartieron ambos divos, completan el abanico de recursos que ha utilizado el autor para conseguir un retrato de época bastante fiel a la realidad. La ambientación inicial, antes de alzarse el telón, con el reiterado recurso sonoro del NO-DO, enmarca dicho retrato.

La versátil escenografía, el vestuario y la música completan el panorama. Hay que destacar la vis cómica de Marta Valverde, sobre todo en su descenso a la platea para interpelar con improvisado desparpajo a ciertos espectadores.

En conjunto resulta una obra esponjosa que va de menos a más, satisfará a los nostálgicos y abrirá un festivo resquicio para  la recuperación del pasado en quienes no lo vivieron.

Francisco Javier Aguirre


No hay comentarios:

Publicar un comentario