UNA MADRE DE PELÍCULA. Crónica Teatral
Toni Acosta no es solamente la madre de Alejandro, sino también una hija de su padre, dicho sea en el mejor sentido del término, al mismo tiempo que la impaciente paciente de una psicoterapeuta de muchísima paciencia, y hasta se puede poner en la piel de la amiga norteamericana de su hijo que va a regresar de forma inesperada a quebrar una soledad rodeada de objetos y recuerdos que cabalgan sobre varias decenas de películas cuyos títulos y argumentos forman parte de la vida de Eva María, el personaje clave de la profunda comedia que ha escrito y dirigido Juan Carlos Rubio para ofrecer al espectador del Teatro de Las Esquinas una espectacular arquitectura de sensaciones hechas de música, formas, colores, espacios, silencios y atronadoras alusiones a todos los estados de ánimo de que es capaz una persona a lo largo de su vida.
Toni Acosta se llama en realidad Eva María, y está envuelta en la sospecha del origen de su nombre. Puede ser un remedo de la coprotagonista femenina de ‘La ley del silencio’, Eva Marie Saint, que recibió un Óscar por su debut fílmico en 1954 o bien proceder de la composición musical de José Luis Armenteros y Pablo Herrero que Fórmula V convirtió en 1973 en ‘canción del verano’, el mismo año en que nació la actriz, y que comienza con ese nombre.
En medio de sus indisposiciones y de sus
insomnios, recibe un apremiante encargo de Alejandro: ha de buscar un objeto en
la caja fuerte de la habitación de su hijo con la condición de que no hurgue en
el resto de sus pertenencias. Misión imposible para una madre al uso, cuyo
soporte emocional reside precisamente en el muchacho y sus
circunstancias. Mediante el manejo de objetos, muñecos y recuerdos,
acompañados de una puesta en escena de sorprendente dinamismo, la actriz deja
pasmados a los espectadores que durante este fin de semana han llenado por
completo el aforo del Teatro de Las Esquinas y han participado coralmente al
final de la obra repitiendo el estribillo de la canción de fuga, porque Eva
María se fue buscando el sol en la playa, con su maleta de piel y su biquini de
rayas, dejando solo recuerdos de su ausencia en la vida estremecida de la
protagonista.
Sobresaliente ‘cum laude’ para el guión, el director, la intérprete, el equipo artístico y técnico, particularmente para los responsables de la iluminación.
Francisco Javier Aguirre
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