sábado, 1 de febrero de 2025

PAGAGNINI. Música para desatar la risa.

PAGAGNINI. Música para desatar la risa. 

Ese es el propósito del espectáculo PAGAGNINI que durante el último fin de semana de enero ha ofrecido el Teatro Principal. El grupo Yllana, bien conocido por su trayectoria cómica gestual, ha asumido el espíritu del violinista armenio-libanés Ara Malikian, vinculado a Zaragoza desde hace algunos años, para ofrecer su propia experiencia sobre el escenario, utilizando fragmentos de la llamada ‘música clásica’ para extraer de ellos las posibilidades de provocar la risa, sustituyendo en este caso el gesto por la melodía, el ritmo, el movimiento y el deambular escénico que inician abriendo su actuación desde el patio de butacas. 

La participación del público en este género de música suele reducirse al aplauso tras la interpretación de las obras del programa. Hay una excepción, universalmente extendida y aceptada, que se produce al sonar la MARCHA RADETZKY, de Johann Strauss padre, al finalizar los llamados conciertos de Navidad o de Año Nuevo. Salvo en ese caso, son escasas las manifestaciones que pasen del aplauso, y en algunos casos del abucheo, algo poco frecuente en nuestros lares.

La actuación del grupo Yllana fue correcta dentro de su esquema formal, aunque un tanto irregular, lo que pudo comprobarse por las variaciones en frecuencia e intensidad de la participación del público en el aplauso y en la risa.

Tras la presentación del espectáculo el día de su estreno, en nuestro principal foro escénico, hubo discrepancia entre algunos de los asistentes sobre si aquella fórmula potenciaba la afición a la música clásica o más bien la contrariaba. Está claro que en el Auditorio han sonado a lo largo del tiempo prácticamente todas las melodías utilizadas en el montaje escénico, y en ningún caso provocaron la risa, porque los ejecutantes estaban en otra órbita. 

Lo que resulta evidente es que tanto la palabra como el sonido musical tienen una gama de significados tan amplia que depende de sus ejecutantes-actores conseguir unos efectos u otros. Todo es válido para provocar la risa o la sonrisa si tiene calidad y se ajusta a la intención de sus promotores.

Francisco Javier Aguirre      


(Publicado en ARAGÓN DIGITAL, 1 de febrero, 2025)

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