BLANCO Y EN BOTELLA. Crónica teatral
La compañía Hello Yoly está presentando en el Teatro del Mercado su producción ‘Blanco y en botella’. Bajo la dirección de Ana García, Yolanda Blanco se desenvuelve en el escenario adoptando diferentes roles: una madre, una amante, una hermana, una amiga y hasta una actriz, como quien desea rizar dentro del rizo.
El título del monólogo pudiera sugerir la interpretación popular que deriva en leche, pero en realidad obedece al significado prístino del dicho: lo nítido, lo evidente, lo claro. Y por supuesto, no deja de reclamar la atención sobre el apellido de Yolanda.
Las sucesivas superestructuras personales en las que se introduce la actriz, dan voz, gesto y movimiento a esa panoplia de estereotipos femeninos que conforman un panorama de amplio espectro y larga proyección, un retrato de la modernidad a partir de un enfoque que combina la reflexión con la chanza.
La obra va de menos a más, con un inicio en cierto modo dubitativo al tratarse del estreno del monólogo, en el que la actriz rompe pronto la cuarta pared para vincularse con el público, apoyada de forma constante por el acompañamiento musical de Víctor Palacín a la guitarra y al violín.
Vistosa la exposición de ‘modelitos’, diseñados por Raquel Poblador y Hello Yoly, que adornan de principio el escenario, con los que Yolanda Blanco va vistiendo a los sucesivos personajes de su, unas veces precipitada y otras veces sosegada, actuación.
Confiesa la protagonista que su creación está gestada con mucho amor y mucho humor, dos soportes escénicos que pronto se hacen evidentes, consiguiendo la aceptación y el aplauso de los espectadores.
Francisco Javier
Aguirre
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