UN LUGAR DE PARTIDA.
Crónica teatral
La emigración es un fenómeno recurrente en la historia de la Humanidad. Ya los míticos Adán y Eva tuvieron que salir del Paraíso para buscar horizontes más reales. A lo largo del tiempo, las personas y los pueblos se han movido hacia lugares presuntamente mejores, hacia paraísos reales o imaginarios.
En eso consiste la pieza dramática de Iria Márquez, producida por la compañía valenciana Vivirei Teatro, que la propia autora ha dirigido y representado, compartiendo protagonismo con Héctor Fuster, en el Teatro de Las Esquinas, y consolidando de este modo la tercera entrega del programa ‘Mujeres a escena’, ya en su novena edición.
La pareja de intérpretes reproduce con una exactitud casi milimétrica la trayectoria de Ángel y María, quienes en la década de los 60 abandonaron Galicia camino de Alemania. El hombre tomó la iniciativa, y su reciente esposa aceptó la situación, hasta que comenzó a plantearse las dificultades de una vida fuera de su ambiente. Ese es el nudo gordiano de la obra.
La interpretación es minuciosa y contundente a partir de un texto que ahonda en los sentimientos compartidos, y a veces contrapuestos, de los dos protagonistas. No son necesarios demasiados recursos escenográficos para plasmar esa situación de encuentro y desencuentro por la que transitan ambos emigrantes.
La obra plantea algunos retos e induce a una reflexión, tanto de carácter histórico como contemporáneo, dadas las circunstancias en que se desenvuelve actualmente la emigración en España y otros países, tanto desde el punto de vista económico como en cuanto a sus connotaciones sentimentales, políticas y culturales.
El coloquio posterior sobre esta obra quedó muy enriquecido con la presencia física de los dos protagonistas reales, acompañados por uno de sus hijos, cuyas intervenciones aportaron viveza y consistencia a la historia contemplada en el escenario.
Francisco Javier Aguirre
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