SECRETOS DE FAMILIA. Crónica Teatral
La pieza de Ignasi Vidal representada este fin de semana en el Teatro de la Estación es un drama breve, pero intenso, con pequeños ribetes cómicos. La vida y la muerte se dan la mano, aunque en sentido inverso, porque en primer lugar es el fallecimiento de un padre de familia el que provoca la reunión de sus tres hijas: Magda, la mayor, Natalia, la intermedia, y Cata, la más joven. El final relata el alumbramiento de un niño, hijo de Cata, símbolo de la vida que resurge en medio de los enfrentamientos entre las tres hermanas.
El trayecto dramático está bien construido, aunque son previsibles dos cosas: la primera, que existe un hombre que ha causado el enfrentamiento entre las dos hermanas mayores, interpretadas por Asunción Sanz y Mercedes Bernal; la segunda, que la menor, a quien da vida escénica Alba Suárez, no es hija del mismo padre. Esta suposición se confirma al final de la historia, pero la anticipa el fenotipo de la actriz, palmariamente distinto al de sus hermanas. Es probable que Javier Ossorio, director de la obra montada por la compañía andaluza Hiperbólicas Producciones, haya establecido conscientemente esta diferencia que anticipa al espectador esa posibilidad.
Está bien diseñada la dramaturgia al disponer de dos escenarios sucesivos
y contrapuestos, cuyo tránsito es casi instantáneo. Del tanatorio, donde se
inicia el drama, se pasa directamente a la maternidad, donde concluye, mediante
un sencillo manejo de cortinajes. De forma sutil se introducen también en la obra otros secretos de familia,
como la participación del padre recién fallecido en las masacres de la última dictadura
argentina y la posibilidad de cambio de sexo a voluntad, un tema candente hoy.
Las actuaciones son muy convincentes, conflictivas cuando corresponde y amigables como mensaje final. Adecuada la banda sonora, recalcando los tramos oscuros de la trama, que al final nos traslada de ambiente con música de Piazzolla.
Francisco Javier
Aguirre
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