jueves, 28 de noviembre de 2024

MARÍA ZAMBRANO, LA PALABRA DANZANTE. Crónica Teatral

 

MARÍA ZAMBRANO, LA PALABRA DANZANTE. Crónica Teatral

Ha concluido el octavo ciclo ‘Mujeres a escena’ que se ha desarrollado durante los últimos cinco miércoles en el Teatro de Las Esquinas, con una obra maravillosa, rompedora, adelantada al tiempo y al espacio, embridada con la música de Álvaro Rodríguez Barroso y las coreografías de Cristina Pérez Bermejo, Elena Sánchez Nevado y la directora de la pieza.  

Es una propuesta escénica de las que abren la mente y llenan el corazón, un corazón al que aluden de inicio las dos intérpretes de esta pieza de danza-teatro, Lara Martorán y Elena Rocha, de la Compañía Karlik, especializada en este tipo de espectáculos. Un actuación impecable, de una sincronicidad sorprendente y de una complementariedad en las miradas, en los pasos de danza  y en el gesto que añaden maravilla al contenido textual, en parte con la propia voz grabada de María Zambrano.

La pieza está concebida y dirigida por Cristina D. Silveira, quien ha conseguido establecer un ritmo y un ensamble de músicas y planos que elevan el significado humano, literario y filosófico de la protagonista, la filósofa española fallecida hace 30 años, cuyos planteamientos siguen vigentes y a la espera de consolidarse en la búsqueda de seres humanos nuevos que creen una nueva sociedad haciendo de la vida la verdadera obra de arte de cada existencia.

Con estos planteamientos, las dos actrices-bailarinas juegan con la luz y la sombra, con los colores y su ausencia, con el silencio y el grito estentóreo de la realidad que se desliza por el escenario en forma de paralelepípedos móviles que componen el fondo y el trasfondo del mensaje.                         

A lo ya citado, hay que aplaudir la espléndida escenografía, vestuario y diseño gráfico de Susana de Uña, la voz de la cantante Anna Picornell, la realización audiovisual de Yorgos Karailias  y la iluminación a cargo de David Pérez.

Las intérpretes no narran una historia, se narran por una parte a sí mismas, y por la otra involucran al espectador, que hasta puede subir de plano, como se comentó en el coloquio posterior en el que hubo una quincena de participantes, todas mujeres salvo un varón.

Francisco Javier Aguirre

 

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